La crisis humanitaria que existe en la frontera de México comúnmente se aborda como un problema del lado de EE. UU. Pero poco se dice sobre los migrantes que atraviesan el país primero desde Centroamérica. Ante los enfrentamientos entre la Guardia Nacional y los migrantes, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) le pidió oficialmente a México que evite el uso de la fuerza contra los centroamericanos que intentan ingresar al país a pie.
Desde el 20 de enero han cruzado el río Suchiate —que divide a Guatemala de México— alrededor de 5 000 migrantes centroamericanos. Hasta el momento la Guardia Nacional ha detenido alrededor de 800.
Formaron una barrera humana decenas de integrantes de la Guardia Nacional en una carretera de Tapachula, Chiapas, para impedir el paso de una caravana de migrantes provenientes de Centroamérica.
Mediante videos grabados en la frontera, se puede observar a miembros de la Guardia Nacional usando escudos antidisturbios y disparando (según algunos testigos, para lanzar latas de gas lacrimógeno), lo cual produjo una reacción por parte de la Organización de las Naciones Unidas.
La #guardianacional mantiene la represión contra migrantes centroamericanos en la frontera Sur. La @CNDH calla ante la violación de derechos humanos por parte del gobierno de @lopezobrador_ @ONU_es @ONUMX pic.twitter.com/SB3fP8pPOt
— Entérate México (@EnterateMexico_) January 24, 2020
La ONU pide a México no usar la fuerza contra migrantes
«El uso de la fuerza para detener o dispersar migrantes de las caravanas debería ser evitado, incluyendo el uso de armas no letales», dijo la portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, Elizabeth Throssell, en rueda de prensa.
Agregó que las autoridades deben garantizar el respeto a principios básicos de actuación, como la proporcionalidad y la contención.
Aunque el portavoz de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Andrej Mahecic, destacó en la misma rueda de prensa que México “tiene el derecho soberano a determinar quién entra en su territorio”, señaló que también está sujeto a leyes internacionales que protegen a personas refugiadas.
“Entre el gran número de personas que llegan a México desde su frontera meridional hay probablemente personas necesitadas de protección internacional”, puntualizó y agregó que “cualquier persona que huye de la violencia y la persecución tiene derecho a pedir asilo”.
No solo EEUU, México también se opone a la caravana de migrantes
Uno de los requisitos para el acuerdo pactado entre México y EE. UU. —producto de la tensión por la construcción del muro fronterizo— fue que México se comprometa a proteger la frontera sur, a raíz de lo cual envió 6 000 efectivos a la frontera con Guatemala.
El problema de las caravanas es continuo. Ya en agosto del 2019 PanAm Post habló con Carlos Arturo Baños Lemoine, licenciado en sociología, con formación en derecho y máster en políticas públicas, quien en diversos medios locales ha alertado sobre la peligrosidad de la caravana.
Indicò que los migrantes que cruzan la frontera sur de México están expuestos a múltiples peligros, a manos del crimen organizado y de autoridades corruptas: robo, asalto, violación, secuestro, extorsión, trata de personas, etc.
Además, sostuvo que el riesgo también lo corren los mexicanos que viven en localidades cercanas a las rutas migrantes. Comentò que en el 2012 la Diócesis de Cuautitlán (cerca de la Ciudad de México) tuvo que cerrar su albergue para migrantes, dadas las múltiples quejas vecinales con respecto a las molestias sociales y acciones delictivas asociadas con quienes viajaban en “La Bestia”.
Las remesas de los migrantes centroamericanos es un incentivo para la inacción de sus gobiernos
Y agregò que la migración masiva es útil para los Estados que no se responsabilizan por el bienestar de sus ciudadanos. Pues los países del Triángulo del Norte (Honduras, El Salvador y Guatemala) dependen mucho de las remesas, sobre todo después de que el Gobierno de Bill Clinton les otorgó a muchos centroamericanos el Estatus de Protección Temporal tras el Huracán Mitch (1998), gracias al cual podían trabajar en EE. UU. sin peligro a ser deportados.
Llamó “naciones expulsoras” a las centroamericanas que ven en la migración de sus connacionales un estímulo para hacer poco o nada para acabar realmente con la pobreza y la inseguridad interna.
El sociólogo explicó que para entender sobre la crisis migratoria hay que partir del hecho que existen círculos viciosos, discursos antiinmigrantes y comodidad de esas naciones expulsoras que con su inacción condenan al exilio a sus habitantes y luego deben hacerse responsables no solo los EE. UU. (el destino final) sino también la nación intermedia, que es México, que debe lidiar con todo el impacto que conlleva la llegada masiva de personas.