El 8 y el 9 de marzo han desatado en el mundo paros y huelgas feministas. Pero son cada vez más las mujeres que no se sienten representadas, incluso en las esferas más altas de la política, como Cayetana Álvarez de Toledo, portavoz en el Congreso del Partido Popular de España, quien sentenció sobre su decisión de no manifestarse en las calles: “Irá una delegación del PP, yo no”.
“Las mujeres no somos bloques, no somos un colectivo identitario y granítico. No todas pensamos lo mismo. En mi nombre no puede hablar nadie, ni un hombre ni una mujer”, declaró enfáticamente desde el Congreso de los Diputados.
Resaltó que no han sido los machos quienes decidieron que las mujeres tengan hijos, sino la naturaleza y que por ello hombres y mujeres deben cooperar. Rechaza el antagonismo entre los sexos.
“¿Por qué tienen que hablar en mi nombre (Carmen) Calvo o (Irene) Montero? ¿Porque nacimos con los mismos órganos?”, exclamó e insistió que sería “caer en el mismo paternalismo, pero ahora dominado por mujeres”.
La primera funcionaria a la cual menciona quiso modificar la Constitución a “lenguaje inclusivo” para presuntamente “visibilizar a la mujer” y la segunda, ministra de igualdad, llenó su gabinete de mujeres, excluyendo así a los varones.
En rechazo, Cayetana señaló a dos funcionarios presentes, varones, con los que tiene mayor afinidad por sus ideas que con las funcionarias de izquierdas.
https://twitter.com/MarleneDiafano/status/1235283548850053121?s=20
Cayetana resalta que no se piensa con los genitales y por tanto ser mujer no define las ideas de una persona. Por ejemplo, ella no comparte con sus pares de izquierda y tampoco con las integrantes del Partido Popular que se adhirieron al paro.
Pues la legisladora insiste que “no hay una ideología machista que decida someter a las mujeres por el hecho de serlo”.
Afirma que enseñar a las mujeres, desde que son niñas, que nacen víctimas hace un daño enorme y no quiere ser cómplice de aquello. Al contrario, declara que las mujeres viven mejor que nunca y que no existe una “presunta cultura heteropatriarcal machista que está decidida, ideológicamente, a reprimir a la mujer”.
“En España, las mujeres no nacemos víctimas, es una idea falsa que no nos ayuda, porque nos hace pensar que vamos a necesitar una mano paternalista o maternalista que nos tenga que sacar de nuestro horrible sino y destino”, reitera.
“En España las chicas podemos elegir libremente. Todos los ciudadanos tenemos responsabilidad, las mujeres también. Tomamos decisiones muy difíciles, sobre la maternidad, por ejemplo. En otros países, como los que le gustan a Pablo Iglesias, no tienen tanta suerte las mujeres”, agrega.
Hace referencia al vicepresidente de la nación, líder de Podemos, el partido de ultra izquierda que adhiere al socialismo bolivariano que empobreció a Venezuela a tal punto que hay mujeres que cruzan la frontera para regalar a sus hijos, porque no los pueden alimentar.
En vista que más de 4 millones de venezolanos han escapado del hambre, ahora Nicolás Maduro exige que cada mujer tenga al menos 6 hijos. O sea, el Estado se mete en decisiones tan personales.
Pero dicho régimen, al ser afín a sus ideas, es aplaudido por la izquierda española que se jacta de ser feminista.
“La victimización es el primer paso al dominio y el sometimiento de otros”
Por eso Álvarez de Toledo señala el peligro de sembrar el victimismo en las mujeres por el mero hecho de ser mujeres. Porque eso les quita no solo poder sino también independencia, lo cual requiere salvación externa.
Cuando es el Estado quien pretenden (como sucede con el activismo feminista) que supla ese rol, a quien menos ayuda es a la mujer. Pues no se le trata con igualdad ante la ley, como una persona capaz, sino como si la feminidad fuese una discapacidad.
Es decir, se está forjando una generación de mujeres que en lugar de creerse capaces de salir adelante por sí mismas, pretenden ser custodiadas, nada menos que por medio del Estado, o sea a través de la fuerza.
https://www.facebook.com/victoria.e.villarruel/videos/10158042181767236/
Por eso frente a las críticas, Cayetana responde: “la libertad no puede perjudicar nunca”.
Y plantea a la libertad como sinónimo de responsabilidad. Ya que quien es libre de elegir también es responsable de asumir las consecuencias de sus actos. Algo que ella reconoce al tomar una postura disidente en un tiempo donde se presupone que ser mujer exige obedecer al feminismo hegemónico que busca instaurar un pensamiento único.