Acorde menor es la edad de una persona, más se reducen las probabilidades de morir a causa del coronavirus (COVID-19). En Europa (donde están la mitad de los contagiados), el 95 % de los muertos por coronavirus superan los 60 años, la mitad de ellos tenían más de 80, en América el patrón es el mismo.
Más del 80 % de los muertos por COVID-19 en Europa tenía un problema de salud crónico. La comorbilidad, término utilizado para describir dos o más trastornos o enfermedades que ocurren en la misma persona, ha sido un factor común entre los fallecidos. En vista de que la diabetes, la hipertensión, cáncer y obesidad son más comunes en las personas de avanzada edad, estas son las principales víctimas mortales de la pandemia.
De acuerdo con el último informe semanal del Centro de Diagnóstico de Enfermedades de EE. UU., de las 13 117 personas que fallecieron en EE. UU. la semana pasada a causa del COVID-19, 3 693 tenían más de 85 años, 3 576 entre 74 y 65 años, 2919 entre 64 y 55 años, 1 773 entre 54 y 45 años, 751 entre 44 y 35 años, 289 entre 34 y 25 años, 113 entre 24 y 15 años, 3 tenían menos de 15 años (2 menores de 5 años).
Final Frame: An elderly Italian couple with coronavirus have marked their 50th wedding anniversary with a small celebration in ICU, after medics organised for them to be together. #TheLatest #7NEWS pic.twitter.com/QnbPTkD8aK
— 7NEWS Sydney (@7NewsSydney) April 15, 2020
26 % de los contagiados se han recuperado a nivel mundial
En medio de tantas malas noticias, el panorama luce alentador en cuanto a la proporción de recuperados. Más de 640 000 personas se han recuperado del total de más de 2 400 000 diagnosticados con COVID-19.
Aunque el índice de fatalidad es menor entre los jóvenes, el contagio es superior. 78 % de los que salieron positivos en EE. UU. tienen menos de 65 años pero, 78 % de los fallecidos tienen 65 años o más.
A nivel general, el riesgo de mortalidad es bajo. De los mayores de 65 años a quienes se les detecta el virus, el 9 % fallece. El 0,002 % de los menores de 44 años que han dado positivo han fallecido (menos de 1 por cada 100 000). La estadística global es que el 6,9 % de los que salen positivos fallecen. La mayoría tenían más de 55 años.
El COVID-19 mata a aproximadamente el 13,4 % de los pacientes de 80 años o más, en comparación con el 1,25 % de aquellos en sus 50 y 0,3 % de aquellos en sus 40.
¿Por qué es más peligroso el COVID-19 para los ancianos?
La división más aguda entre grupos etarios se produjo a partir de los 70 años. Mientras el 4 % de los pacientes de 60 años fallecieron, murieron más del doble (el 8,6 %) de los pacientes mayores a 70, según detalló Neil Ferguson del Imperial College London y sus colegas en su artículo, publicado en el segmento de enfermedades infecciosas de Lancet.
Por su parte, el médico e inmunobiólogo Janko Nikolich-Zugich de la Facultad de Medicina de la Universidad de Arizona afirma que “Las personas mayores no son tan buenas para reaccionar a los microorganismos que no han encontrado antes”. Llama a la vejez “el crepúsculo de la inmunidad”.
¿Por qué corren menos riesgo los jóvenes?
En contraste, durante el brote de SARS en el 2003, dos estudios encontraron que los niños producían niveles relativamente bajos de citocinas que impulsan la inflamación, lo que pudo haber sido lo que protegió sus pulmones de daños graves.
Las personas más jóvenes tienen una “memoria inmune” más fuerte que las personas mayores: sus células T y células B están preparadas para atacar si regresa un virus de la gripe que contrajeron hace décadas. Si la memoria inmune para el coronavirus se parece a la de la gripe, “los jóvenes estarán mucho más protegidos cuando regrese”, explicó para Stat News el gerontólogo, experto en ancianos, George Kuchel de la Universidad de Connecticut.
¿Cuántos niños se han contagiado durante la pandemia? ¿Muchos pasaron el coronavirus en febrero y se confundió con gripe? ¿Cuál es su papel en el contagio? ¿Está justificado que sigan recluidos en las casas después de tantas semanas? Aquí algunas claves https://t.co/dEOoB5Wo1z
— Antonio Martínez Ron (@aberron) April 16, 2020
Los jóvenes ponen en riesgo a los viejos
El problema principal del contagio entre los jóvenes es que tienden a ser más asintomáticos. Es decir, no muestran señales de contagio y se convierten en portadores invisibles.
Según advierte Sergio Romagnani, reconocido como una eminencia en inmunología, en Italia el 80 % de los diagnosticados son asintomáticos. Por tanto, son un peligro andante para las poblaciones más vulnerables.
Por eso destaca que aunque es imposible hacer pruebas a toda población, es menester realizar pruebas para profesionales que no solo están expuestos, sino que se vuelven portadores, como son: médicos, enfermeros, personal sanitario, trabajadores de supermercados, agentes de policía, farmacéuticos, etc.
Acusado de homicidio culposo por contagiar a su abuelo de COVID-19
En el caso de las personas que conviven con ancianos también existe riesgo y por tanto responsabilidad. El caso que más atención mediática produjo fue un nieto de 18 años que está siendo acusado de homicidio culposo por la muerte de su abuelo.
Eric Torales Pereyra volvió de un viaje a EE. UU. a su natal Argentina, en lugar de guardar la cuarentena reglamentaria fue a una fiesta de 15 donde contagió a su madre junto a 18 personas más, entre ellas su abuelo de 78 que murió con COVID-19.
La pandemia ha potenciado la necesidad de la responsabilidad individual, dado su impacto sobre los demás. Pero así como la mala conducta de unos puede dañar a otros, las marcadas diferencias entre las edades también pueden traer beneficios a los mayores.
“Si de alguna manera podemos imitar el sistema inmunitario de los niños, usando terapias o medicamentos, tal vez se convierta en una infección leve incluso en adultos”, afirma la profesora de inmunología Akiko Iwasaki.
Aunque la pandemia avanza rápidamente y ha impactado al mundo entero, el índice de mortalidad sigue siendo bajo y el hecho que haya edades más resistentes puede ayudar a los profesionales de la salud a ingeniar una forma que permita proteger a cada vez más personas.
Por el momento, al saber cuáles son los grupos más afectados ayuda a priorizar sus cuidados y potenciar estrategias de prevención. En el caso de El Véneto, Italia, por ejemplo, se ha reducido en un 90 % el índice de mortalidad respecto a las zonas más afectadas del país y 80 % el índice de contagios.
Mediante el uso universal de mascarillas, las pruebas para el personal cercano a ancianos (en particular si tienen condiciones previas) y el aislamiento inmediato tras la detección, es decir, ignorando las recomendaciones de la OMS, la única región de Italia que ha logrado frenar la pandemia ha generado resultados dignos de replicar para salvar a los más ancianos evitando que los jóvenes asintomáticos los contagien.