
En plena carrera presidencial, el candidato demócrata Joe Biden intenta usar a su favor la causa racial desatada por la muerte de un hombre negro por parte de un policía blanco.
Llegó incluso a comparar la muerte de George Floyd con el asesinato de Martin Luther King, héroe de la lucha por los derechos civiles en la década de los 70. Dijo textual: “Incluso el asesinato del Dr. King no tuvo el impacto mundial que tuvo la muerte de George Floyd”.
Joe Biden: “Even Dr. King’s assassination did not have the worldwide impact the George Floyd’s death did.” 👀 pic.twitter.com/b9LzB9bbNq
— ForAmerica (@ForAmerica) June 11, 2020
Lo cierto es que a diferencia de Martin Luther King, George Floyd como individuo no se destacó por su respaldo a la comunidad ni a la nación. Al contrario, tenía antecedentes penales, siendo el más grave colocar un arma de fuego contra el vientre de una mujer embarazada, Aracely Henriquez, cuando irrumpió en la vivienda donde estaban ella y su otro bebé.
Tampoco sobresalió como padre, habiendo abandonado a sus hijos mayores. Según The Washington Times, uno de estos ni siquiera lo reconoció cuando apareció en los medios.
No obstante, hacia el final de su vida muchos lo destacan como un hombre que superó su pasado y se dedicó a sanar el barrio donde se crió, una zona marginal de Texas, lleno de familias de niños abandonados por sus padres (ciclo que él vivió como hijo y luego repitió como padre).
Si bien es cierto que el Dr. Martin Luther King también ha sido señalado por actos cuestionables e incluso delitos, lo sobresaliente de su figura ha sido la lucha mediante la no violencia; lo opuesto al legado de George Floyd, cuyo nombre ha sido utilizado para sembrar el caos.
En entrevista con The Daily Caller, Alveda King, sobrina de Martin Luther King Jr., dijo:
“Mi papá, AD King fue asesinado y mi tío Martin fue asesinado. Pero viví esas guerras raciales y vi a cada una de ellas a su manera. Me enseñaron a ser como Cristo y no violento. Eso significa que contesto el dolor, la agonía, la ira y la injusticia con fe, esperanza y amor. Y eso es lo que los líderes de esta nación deben estar haciendo: seguir diciendo esperanza, decir verdad y escuchar el dolor”.
Las protestas en EEUU son la coartada perfecta para tapar el racismo de Biden y los demócratas
La muerte de George Floyd ha sido la coartada perfecta para lograr que Biden tape su historial racista como candidato y el partido demócrata como institución.
Solo días antes de las protestas y los saqueos que han devastado principalmente barrios de mayoría negra y migrante, Biden le dijo al entrevistador Charlemagne: «si tienes un problema para saber si estás conmigo o con Trump, entonces no eres negro».
«Son las personas que históricamente han puesto sus pies sobre nuestros cuellos», aseguró Charlemagne en una entrevista con CNN en septiembre del 2019, casi como un presagio.
Charlemagne también hizo hincapié en el hecho de que Biden ha defendido públicamente a promotores de la segregación racial. Insistió en que todos tenemos derecho a evolucionar y rectificar nuestro pasado, pero Biden nunca lo ha hecho. Sostiene que esa impunidad con la cual actúan sucede en gran medida porque los demócratas asumen que tienen el voto negro garantizado. En las últimas elecciones parlamentarias del 2018, el 90 % de los votantes negros respaldaron al partido demócrata, apenas el 9 % a los republicanos. En las elecciones presidenciales del 2016, Trump obtuvo apenas el 8 % de los votos de la población negra.
No hubo marchas por el racismo declarado de Joe Biden
No hubo marchas, pancartas, mucho menos disturbios y saqueos, tampoco campañas de Hollywood, por el hecho que el aspirante a la presidencia se cree con el poder de decidir quién es negro y quién no, lo cual cae en el profundo racismo de creerse superior al otro y decidir cómo debe pensar, qué debe decir y a quién se debe aliar.
El candidato demócrata dejó claro cómo la naturaleza colectivista de la izquierda exige lealtad grupal por encima del criterio individual. Como tal, anula la libertad de expresión manifestando que su líder ni siquiera puede ser cuestionado y en caso de hacerlo la persona pierde su pertenencia a su grupo racial.
Todo esto además viene del candidato presidencial por el partido que defendió la esclavitud, y cuyos miembros fueron fundadores del Ku Klux Klan, de hecho, el legislador Robert Byrd, fallecido en el año 2010 y mentor de Hillary Clinton tuvo un rol jerárquico en el KKK.
En la página oficial de la Secretaría del Estado todavía aparece el video donde ella lamenta su partida y se refirió a él como el corazón del Senado.
Actualmente Clinton también ha sido beneficiaria del caos en las calles y el silencio de los medios masivos respecto a los abusos del partido demócrata, pues no se hizo público que ella acaba de perder una instancia de apelación por la demanda que pesa en su rol como Secretaria de Estado (bajo la gestión de Obama) durante el atentado de Benghazi que mató a cuatro de sus compatriotas, incluido el embajador de EE.UU. ante Libia. Ahora Clinton deberá ir a juicio en septiembre, apenas dos meses antes de las elecciones.
La apelación se dio en medio del silencio mediático. Tanto la excandidata a la presidencia (2016 contra Trump) por el partido demócrata como el actual candidato, Joe Biden, se han beneficiado del caos social para tapar sus declaraciones.
Al menos 13 miembros del personal de la campaña de Biden publicaron en Twitter que hicieron donaciones al Fondo de Libertad de Minnesota. Dicho fondo usa las donaciones para pagar las fianzas de los detenidos por provocar disturbios en Minneapolis, luego de la muerte de George Floyd.
El partido demócrata muestra la forma en que usa los disturbios a su favor, proclamándose héroe frente a una comunidad que históricamente ha sometido.