Ecuador perdió al vicepresidente electo, Jorge Glas, cuando este terminó preso por sus vínculos con la petrolera Odebrecht y su red de sobornos. Ahora, su sustituto, Otto Sonnenholzner abandonó el poder para salvaguardar su integridad en medio de una crisis institucional plagada de corrupción.
Cabe destacar que tanto el presidente Lenín Moreno como el vicepresidente electo, ahora en prisión, fueron ambos cercanos al expresidente Rafael Correa, cuyo gobierno agotó los fondos de emergencia en gasto corriente. Correa ahora está prófugo de la justicia por secuestro de un parlamentario, soborno y cohecho.
No obstante, una vez en el poder, Moreno rompió lazos con Correa y el partido de gobierno, Alianza País, se fragmentó entre “morenistas” y “correístas”. La fragmentación dentro de lo que ha sido el socialismo del siglo XXI en Ecuador dio lugar a Ruptura 25, el ala progresista en lo político-social y garantista en lo judicial, que se desvinculó de Correa pero no de la izquierda.
Con la salida de Correa del poder Ruptura 25 cobró fuerza e incluso obtuvo cargos altos, como la ministra de interior María Paula Romo (a cargo de una de las exparlamentarias creadoras de la nueva Constitución y reformas garantistas en el Código Integral Penal).
Ecuador atraviesa esta crisis institucional en medio de la pandemia del coronavirus, donde la nación ha causado revuelo internacional por ser el país con más muertos per cápita en la región, El país sudamericano sufrió un escándalo protagonizado por un expresidente (Abdalá Bucaram) y su familia beneficiada por la venta fraudulenta de equipos e implementos necesarios para enfrentar la crisis sanitaria.
Sumado a ello, quedó al descubierto el uso y abuso por parte de legisladores del beneficio fiscal al declararse discapacitados para importar automóviles de lujo.
Es decir, mientras el sistema de la salud y la economía se han visto profundamente golpeados por la pandemia que ha paralizado al país y el mundo, los “políticos de siempre” se han beneficiado.
Frente a las elecciones del 2021, el vicepresidente saliente dijo que Ecuador enfrentará “una de las elecciones más relevantes de su historia, y por ello hoy, el mejor servicio que se puede dar a nuestro país es trabajar en la construcción de un camino que nos lleve lejos de la inequidad, el hambre, el desempleo y la corrupción”.
Esto despierta la inquietud respecto a la posibilidad que surja una fuerza desde la derecha, desprendida del socialismo del siglo XXI y sus escándalos de irregularidades.
Se va @ottosonnenh y tiene la oportunidad de impulsar un acuerdo de las derechas. Sale sin "manchas" del Gobierno. @felipeleon88 @LibresEcuador @elotroecuador @SimpliciterPaco @MamelaFialloFlo @EsLibertadEc @etorrescobo @LaPosta_Ecu #RT La derecha está lista para consolidarse?
— Fundacion-DS (@DS_Fundacion) July 7, 2020
PanAm Post se comunicó con Diego Donoso. PhD, Director de Deutsche Stiftung en Ecuador para conocer mejor el panorama local.
¿Qué significa la salida de Otto para el gobierno actual?
Evidentemente, muestra una división en el mando. Las discrepancias no solo ideológicas sino metodológicas al momento de gobernar entre AP35 – R25 (Alianza País y Ruptura 25) y la visión pragmática y operativa de Otto Sonnenholzner.
Muestra la preocupación por la imagen del presidente, tomando en cuanto que el vicepresidente llegó a tener mayor protagonismo que los propios ministros de Estado y el presidente. Una orfandad en el Gobierno, el cual después de esta salida tendrá que asumir las responsabilidades sin el apoyo político, ciudadano y legislativo que le suponía el vicepresidente.
¿Es esperanzador para la reorganización de la derecha, cómo?
Es alentador, pues su discurso de despedida fue muy tajante en cuanto el distanciamiento del modelo del Socialismo del siglo XXI, y entre líneas del partido de Gobierno. Ahora bien, Otto podría perfilarse como un actor político que aglutine a las fuerzas de derecha, en una suerte de consenso nacional, a partir del cual se podrán definir candidatos. Mientras más tiempo sea activista y no candidato, podrá ciertamente capitalizar en imagen, credibilidad y lograría “limpiarse” de su pasado gobiernista.
¿Cómo explicaría la situación actual a los lectores fuera del Ecuador y qué mensaje dejaría para los ecuatorianos?
La situación de Latinoamérica es complicada, tenemos el caso argentino como el más reciente donde el Socialismo del siglo XXI regresó a gobernar, tenemos un Gobierno boliviano igualmente cuestionado, Venezuela con su eterno camino de miseria y uno importante pero muy actual es nuestro caso en España, con un Gobierno de izquierda con escándalos de corrupción, mal manejo económico, sanitario y social. Con este antecedente los ecuatorianos y no solo ellos deben mirar con cautela lo frágil de la “democracia” y lo fácil que sería regresar a la izquierda en un momento de debilidad.
Quiero recomendar que sean los ciudadanos quienes convoquen a los políticos, al consenso a restaurar el país y la democracia. Si esperan que los políticos lleguen a un acuerdo de derechas podríamos encontrarnos en un nuevo escenario de múltiples actores dispersos y reducida fuerza política, dando paso a la posibilidad del regreso de la izquierda al país.