El Senador colombiano Juan Lozano, del Partido Social de Unidad Nacional, dedicó su discurso en el Congreso para exponer su desacuerdo con la actitud del Presidente Juan Manuel Santos frente a la crisis que se vive en Venezuela. “Me avergüenza el silencio del gobierno de mi país ante los atropellos que ocurren en Venezuela”, expresó el parlamentario.
En su discurso, el Senador Lozano expresa su dolor al ver el daño que ha causado a la sociedad venezolana la llegada de tropas cubanas al país vecino, la violación de los derechos humanos, la represión y las detenciones arbitrarias a líderes de la oposición política.
Para Lozano, no hay una línea que separe los problemas de ambos países. La censura de Venezuela ha traspasado las fronteras y ha afectado a medios internacionales, incluyendo al canal colombiano NTN24 cuya transmisión fue bloqueada por el Gobierno de Nicolás Maduro, y a la periodista de CNN Patricia Janiot quien fue intimidada por funcionarios militares en Caracas.
Las palabras del Senador Lozano desde el Congreso de Colombia contrastan fuertemente con la Asamblea Nacional que tenemos en Venezuela, amordazada por la represión política y convertida en otro centro de campaña del partido de gobierno PSUV.
Santos, quien hasta ahora ha “obrado más como un rehén, que como un Jefe de Estado”, ha mantenido un silencio “cómplice y cobarde” mientras es testigo de los atropellos que vive el país vecino. Más grave aún, su decisión de permanecer ciego, sordo y mudo, sin duda alguna sentará un precedente de complicidad contra el atropello de los derechos humanos.
“Que asuma su responsabilidad con la democracia en América Latina, que se preocupe más con los colombianos y menos por Nicolás Maduro, que trate de hacer méritos con su pueblo, y no con Nicolás Maduro” exclamó el Senador. Sin embargo, es evidente que la postura pasiva de Santos obedece a intereses económicos, comerciales y en última instancia, “estratégicos”, que no cambiarán por principios e ideales.
El problema venezolano ha dejado de ser ideológico, y ha trascendido a ser una amenaza nacional y regional. Las inversiones y las relaciones comerciales que mantiene el Gobierno de Colombia con Venezuela también corren peligro con la debacle económica que se avecina, y son los ciudadanos venezolanos quienes luchan por recuperar ese Estado de Derecho, algo que en última instancia, también protegerá los intereses económicos colombianos. La caída de este régimen, en última instancia, lo beneficia a él, a su Gobierno y a su país.
¿Hasta qué punto será estratégico para Santos callar y abrirle las puertas a un régimen cubano-castrista como su nuevo vecino?