EnglishEl día de hoy el Vicepresidente de Estados Unidos Joe Biden se reúne con el Presidente de Guatemala Pérez Molina para discutir las acciones apropiadas frente a la creciente inmigración ilegal de menores provenientes de América Central, un problema que sobrepasa la capacidad de las autoridades estadounidenses. Dado que es un tema de preocupación para el resto de la región, el par será acompañado por el Presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, el coordinador del gabinete de Honduras Jorge Ramón Hernández Alcerro, y el Secretario de Gobierno de México, Miguel Ángel Osorio.
Los centros de detención en Texas y Arizona han estado repletos de jóvenes que carecen de documentos, algunos incluso de cualquier tipo de identificación, y fueron detenidos por inmigración ilegal. Fotos de cientos de niños durmiendo en el piso han recorrido Internet, y han revelado un problema que simplemente se salió de control.
Una vez detenidos, los niños permanecen horas en centros de detención esperando a ser transferidos a un refugio. Sin embargo, Ana Bulnes, cónsul de Honduras en Texas, explica que estos menores indocumentados no pueden permanecer más de ocho horas en estos refugios destinados para adultos.
El Presidente Pérez Molina le solicitará al vicepresidente estadounidense otorgar un estatus especial a los 1.500 niños guatemaltecos que están actualmente detenidos en la frontera con Estados Unidos. Esto les permitirá reunirse con sus familiares en territorio estadounidense.
En la reunión revisaremos la agenda bilateral, y Guatemala solicitará el estatus de protección migratoria para los guatemaltecos en EEUU.
— Otto Pérez Molina (@ottoperezmolina) June 16, 2014
No obstante, durante esta reunión, se espera que Biden aclare “malentendidos” con respecto a la política estadounidense que capaz haya podido fomentar mayores intentos de entrar al país ilegalmente. Una de las concepciones erróneas más comunes es que los niños sin acompañamiento que atraviesen la frontera tienen inmunidad ante la deportación, debido a la política de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).
Los números de inmigrantes siguen subiendo
Según las cifras aportadas por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), en los últimos ocho meses, oficiales han capturado a cerca de 47.000 menores no acompañados e indocumentados quienes han atravesado la frontera de Estados Unidos ilegalmente. Casi tres cuartos son de El Salvador, Guatemala u Honduras. La CBP estima que estas detenciones podrían alcanzar los 90.000 este año.
Según Alessandra Soler, directora ejecutiva de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) de Arizona —organización que ofrece asistencia legal gratuita a inmigrantes que están siendo deportados— el gobierno estadounidense ha adoptado el enfoque equivocado con la inmigración. Están gastando millones de dólares cuidando la frontera y criminalizando a inmigrantes ilegales que seguirán intentando entrar al país, comenta Soler.
“El Gobierno tiene una obligación moral y legal de tratar de darle alguna oportunidad a los niños de quedarse en EE.UU. No es tan sencillo como llegar a Guatemala y decir, ‘dígale a su gente que no venga a mi país'”, aseveró.
Soler tabién informó que muchos de estos niños son víctimas de abuso sexual y verbal, y no reciben ningún tipo de tratamiento médico. “Es un problema que hemos documentado por años”.
La mayoría de estos niños que intentan cruzar la frontera también son víctimas de pandillas, otros sólo intentan reunirse con sus familiares en los Estados Unidos. No obstante, la Cónsul de Honduras, Ana Bulnes, destaca que incluso han encontrado en los grupos niños de dos y tres años que ni siquiera pueden decir su nombre.
“¿Cómo investigamos quién es su padre, quién es su madre? ¿Con quién los vamos a reunir?”
El precio de las deportaciones
Como un intento para abordar este problema, el Presidente de Estados Unidos Barack Obama lanzó este mes una iniciativa llamada Justice AmeriCorps. El programa consiste en reclutar abogados que puedan trabajar defendiendo estos menores indocumentados. Para ello, el gobierno federal asignará US$2 millones para subsidiar a 100 asesores legales.
Pero más allá de los gastos legales, el hecho es que cada año más centroamericanos, y menos mexicanos, están tratando de cruzar la frontera. Según el Consejo Nacional de Atención al Migrante (Conamigua), entre enero y marzo de este año, el número de niños guatemaltecos viajando solos y sin documentos a Estados Unidos ha aumentado un 45,5%.
Dado que ninguno de estos países (El Salvador, Guatemala, y Honduras) comparte frontera con Estados Unidos, las deportaciones se han vuelto más costosas. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha tenido que contratar vuelos chárter diarios para que los inmigrantes puedan volver a sus países.
En el presupuesto para 2015, el DHS solicitó US$229,1 millones sólo para costear la deportación de los inmigrantes ilegales. Esto no incluye gastos relacionados a hospedaje y alimentación.
En julio, Jeh Johnson, secretario de Seguridad Nacional también se reunirá con el Presidente de Guatemala para abordar esta crisis. “Sabemos que tenemos que hacer algo para detener esta ola”, afirmó Johnson.
¿Qué se puede hacer para resolver la crisis de inmigración?
Ayer el Centro para el Progreso Americano (Center for American Progress) realizó una convocatoria de prensa, en la cual expertos legales, y especialistas en política migratoria y derechos humanos se reunieron para discutir los factores detonantes para esta migración infantil. También propusieron los siguientes pasos que la comunidad internacional puede tomar para atacar esta crisis.
Además de las altas tasas de desempleo y el deseo de reunirse con su familia, “la violencia incesante y la percepción de que Honduras no es seguro” son las causas que hacen que “las familias se desesperen lo suficiente como para enviar a sus hijos a ese viaje tan peligroso hacia el norte”, explica Juan Sheenan, representante nacional de los Servicios de Asistencia Católica en Honduras.
Wendy Young, Presidente de la organización Niños que Necesitan Protección (Kids in Need of Defense), describe el problema como una “crisis de refugiados”. Ella cree que Estados Unidos debería utilizar su influencia en la región para “apoyar los programas que ataquen la raíz de la migración masiva: no sólo combatiendo las redes criminales de pandillas y narcotraficantes sino también apoyando programas de educación y desarrollo humano que brinde a estos niños la oportunidad para permanecer en sus hogares a salvo.”
Con respecto a la visita de Biden a Guatemala, Kevin Appleby, director de política migratoria para la Conferencia Estadounidense de Obispos Católicos, afirmó “el viaje del vicepresidente demuestra que esto es un asunto tan de política exterior como de inmigración”. No obstante, Appleby destaca que “hasta que los gobiernos de América Central, con la ayuda de Estados Unidos, no sean capaces de lidiar con la fuente de la violencia y la inseguridad, seguiremos viendo a los niños huyendo por sus vidas”.
La bloguera y comentarista Michelle Liberman compartió su percepción con el PanAm Post sobre el por qué familias deciden enviar a sus hijos a Estados Unidos en condiciones tan peligrosas.
“Las familias tienen que estar extremadamente desesperadas para enviar a sus hijos solos a otro país. Así de terrible es la situación en sus países para que se ven forzadas a recurrir a esa medida. La violencia, corrupción, pobreza y la falta de oportunidades económicas son las principales razones de por qué estas personas abandonan su tierra natal para migrar a donde ellos creen que estarán mejor. Los ciudadanos de Guatemala sufren de todas estas causas”.
Por el otro lado, Liberman también explicó cómo Estados Unidos ha dejado de ser un destino tan ideal. “Cuando un país como Estados Unidos tiene una política de distribuir el dinero de los contribuyentes para ‘cuidar’ a las personas, los inmigrantes de países violentos y menos libres siempre intentarán emigrar para acá y beneficiarse de ese Estado de Bienestar. Los programas en Estados Unidos fomentan la inmigración ilegal. El deseo del Presidente Obama de cautivar a los inmigrantes lo llevó en 2012 a emitir un decreto que impedía que algunos niños inmigrantes ilegales fueran deportados. Estas órdenes han motivado una mayor inmigración ilegal, y las familias entonces envían a sus hijos para acá pensando que nosotros nos encargaremos de ellos”.