Mientras que la mayoría de los medios argentinos hacen eco de los acuerdos firmados por Mauricio Macri con Xi Jiping por 15.000 millones de dólares en el marco de inversiones energéticas, financiamiento para ferrocarriles, contratos del sector alimenticio y trabajos en común para centrales nucleares, la visita del Jefe de Estado Argentino dejó sus datos de color que para muchos pasaron desapercibidos.
Negocios de familia
Entre los planes de la visita oficial está concretizar el apoyo chino para el ferrocarril “Belgrano Cargas”. El proyecto apunta a comprar nuevos vagones y locomotoras, como también la modernización de 1600 kilómetros de vías que van desde Rosario a las provincias del Norte. De poder desarrollar este proyecto el país podría abaratar los costos de transporte para mercaderías exportables.
El empresario que encabezó el consorcio chino-argentino para este proyecto no fue otro que Franco Macri, padre del presidente Mauricio.
Este veterano hombre de negocios nacido en Italia, que se mostró orgulloso de que su hijo llegue a presidir el país que eligió como destino, no fue un entusiasta defensor de la candidatura de Mauricio: Cuando éste formalizó su interés en la presidencia, Franco le dijo a los medios de comunicación que el próximo presidente argentino debería surgir de “La Cámpora” (rama juvenil del espacio de Néstor y Cristina Kirchner).
Pesada herencia
Uno de los primordiales objetivos de Mauricio Macri en su visita fue el de limar las asperezas, luego de que los chinos pusieran en “stand by” varias inversiones ante la actitud del gobierno argentino de frenar ciertos acuerdos firmados por Cristina Fernández de Kirchner en el pasado.
Entre las principales obras detenidas por el macrismo, que habían sido acordadas por el kirchnerismo con los chinos, se destacan dos centrales hidroeléctricas en la provincia de Santa Cruz que fueron paralizadas por la justicia argentina que aguarda los resultados de los estudios ambientales para darle el visto bueno a la construcción.
Derrota futbolística
El fin de semana en Argentina se enfrentaron River Plate y Boca Juniors, partido de fútbol que para muchos especialistas es el juego más atractivo del planeta. El presidente argentino es fanático de Boca (club que presidió entre 1995 y 2007) y madrugó para ver en directo la paliza que recibió su equipo frente a su clásico rival.
Boca llegaba puntero, pero River venía en recuperación y de ganar el partido en condición de visitante, podía poner en riesgo el campeonato que parecía asegurado para el equipo del presidente argentino. Macri pidió que lo despierten a las 4 de la mañana y tuvo que conectar un Ipad al televisor de su habitación para poder ver el juego junto a varios hinchas de River que lo acompañaron en la delegación, como el ministro de Transporte y el secretario de Relaciones Internacionales.
El resultado fue un 3 a 1 para River y Macri tuvo que comenzar su segundo día en China, no de la mejor manera y con pocas horas de sueño.
Hipocresía y Shopping
Mientras que en Argentina continúa vigente el modelo de sustitución de importaciones heredado por el kirchnerismo y los trabajadores pagan muy caro productos de mala calidad, sobre todo la ropa, los funcionarios que acompañaron a Macri salieron de compras para obtener los beneficios que le privan a sus ciudadanos, imposibilitados inclusive de realizar compras por Internet con China.
El “Mercado de la Seda” fue uno de los destinos elegidos por los políticos que arrasaron con trajes a medida y finas camisas que un argentino promedio jamás podría conseguir a esos precios.