La historia política argentina, como seguramente la de todo el mundo, tiene un mundo de novela detrás de la vida personal de muchos de sus más importantes dirigentes.
En la historia moderna, desde el regreso de la democracia, los políticos argentinos han ofrecido a los medios de comunicación diversas historias que tienen más que ver con el mundo del espectáculo que con el ámbito del poder. El desalojo de Carlos Menem a su exmujer en la quinta presidencial de Olivos o la aparición de la amante de Néstor Kirchner son solo algunas de las historias de alcoba de los últimos años, pero probablemente ninguna despierte tanta curiosidad como la relación que tuvo Perón, a sus 58 años, con una niña de 14.
Evidentemente el caudillo fundador del Partido Justicialista tenía predilección por las mujeres más jóvenes. Al momento de formalizar su relación con Eva Duarte (que se convertiría luego en Evita), ella contaba con 26 años, mientras que el General la duplicaba en edad.
Luego de la prematura muerte de Eva, a los 33 años producto de un cáncer de útero, Perón tuvo una relación amorosa con alguien incluso más joven. A sus 58 años, el entonces presidente tuvo un romance con una niña de 14.
El nombre de la muchacha era Nélida Rivas (hija de un humilde matrimonio peronista) quien incluso llegó a convivir con el caudillo antes de la revolución de 1955 que lo depuso del poder.
“Quedé muda. Sentí que un escalofrío me corría por todo el cuerpo. Empecé a temblar como una hoja (…) Yo había quedado estupefacta ante su sencillez y cordialidad. Tampoco había esperado que fuera tan buen mozo”. Así describió Rivas su primer encuentro con quien se desempeñaba como presidente de Argentina en el año de 1953.
El Gobierno, dos años antes de su derrocamiento, enfrentaba una grave crisis política y económica cuando el entonces ministro de Educación propuso a Perón la creación de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Esta agrupación realizaría sus actividades en la quinta presidencial, permitiéndole al caudillo tener un trato directo con algunos jóvenes argentinos.
En agosto de 1953, a un año de la muerte de su esposa, Perón conoció a Rivas, que se había acercado a ver una película en el cine que había hecho grabar el caudillo.
“Veo que tenemos una chica nueva hoy. ¿Qué tal, ñatita; le gusta la UES.?”, fueron las palabras elegidas por Perón para romper el hielo. La atracción fue inmediata.
A partir de ese momento el trato de Rivas con Perón fue directo. Cuando la situación se hizo evidente, el mismo ministro creador de la UES trató de impedirle el paso a la joven a la residencia presidencial, pero el presidente lo desautorizó y le permitió su entrada. Un año después la joven ya se había mudado con el caudillo con el permiso de sus padres. Hasta 1955 durmió nada más ni nada menos que en el cuarto privado de Eva Perón y de su vestidor obtenía las exclusivas prendas que empezó a usar todos los días.
Luego del derrocamiento del peronismo a manos de la Revolución Libertadora, Perón tuvo que exiliarse y perdió todo contacto con la muchacha. En una oportunidad el caudillo le escribió una carta que fue interceptada por el Gobierno de entonces, quien usó la historia públicamente para justificar la supuesta inmoralidad del antiguo régimen.
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Las cosas no fueron sencillas para Rivas y su familia a partir de 1955. Sus padres enfrentaron diversos cargos por corrupción sexual, por haber permitido la relación de la menor con el expresidente argentino.
Ambos volvieron a verse en un único encuentro cuando Perón regresó al país en 1973. Rivas, ya casada y con dos hijos, le contó sus peripecias al viejo caudillo luego de su exilio. Ambos lloraron, se abrazaron y no volvieron a verse.
Perón murió meses después en 1974. Ella vivió hasta agosto de 2012.
Fuente: Infobae