El jefe de bancada en el senado del peronismo, Miguel Ángel Pichetto, probablemente sea la cara más visible del proceso de “deskirchnerización” que muchos legisladores, intendentes y gobernadores buscan para el Partido Justicialista.
Luego de que hace unos días manifestara que si la expresidente vuelve al senado debería hacer su propio bloque de Unidad Ciudadana, dado que “ya se fue del peronismo”, en la última semana Pichetto brindó tres charlas donde tuvo claras manifestaciones totalmente alejadas del concepto kirchnerista.
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El hombre fuerte del justicialismo en la Cámara de Senadores asoció al grupo RAM (Resistencia Ancestral Mapuche) con Montoneros y opinó que hace falta una “reconciliación” con las Fuerzas Armadas.
Este enfoque es absolutamente discordante con el relato kirchnerista por varias cuestiones: por un lado, la concepción de la “reconciliación” con las Fuerzas Armadas es una idea que tuvo el repudio constante del ala izquierda de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Más allá que hayan pasado 41 años del último golpe militar, el enfrentamiento y la hostilidad con la institución fue una marca característica del relato kirchnerista.
Con relación al grupo mapuche, al que el núcleo duro del kirchnerismo apoya incondicionalmente en su enfrentamiento con el Gobierno de Mauricio Macri, la asimilación al grupo armado Montoneros es un giro de 180 grados frente a la lectura histórica del kirchnerismo en relación con la década del setenta. Durante los gobiernos del matrimonio Kirchner entre 2003 y 2015 todas las culpas fueron cargadas en los militares, mientras que se borró del debate público las responsabilidades de los grupos guerrilleros.
Seguramente luego de las elecciones de octubre Cristina Fernández de Kirchner obtenga una banca de senadora. Lo que es incierto al día de hoy es como será su relación con el sector de Pichetto y cuántos senadores decidirán acompañarla a ella o darle la espalda de cara a 2019.