El presidente argentino Mauricio Macri se encuentra en su primera visita a Rusia, donde además de entrevistarse con su par Vladimir Putin, tendrá reuniones con empresarios de distintos sectores a los que buscará seducir para incrementar las necesarias inversiones en Argentina.
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Las primeras palabras del líder de Cambiemos a su arribo, difundidas en las redes sociales, fueron:
“Recién aterrizado en Moscú…frío bárbaro, pero espero que sea una cálida visita donde podamos abrir campos de cooperación con los rusos”.
https://www.youtube.com/watch?v=C00RG7viepA
Entre los empresarios con los que se reunirá el mandatario argentino figuran Andrey Guriev, del sector de fertilizantes, que tiene en mente la instalación de una fábrica en la provincia de Santa Fe. También del mismo sector asistirán los dueños de la compañía Uralkali. Del ámbito de la tecnología participarán del encuentro los representantes de las empresas Incotex Electronics Group, Softline, Yandex y Mail.Ru Group. Verán también al presidente argentino los empresarios de los laboratorios Biocad y varios representantes del mundo bancario y financiero como Vnescheconombank, VTB Bank Group y Gazprombank. Los otros sectores que participarán del encuentro están relacionados a los ámbitos de transporte, logística, energía y minería, representados por Rosatom, Gazprom, Russian Copper Company y Lukoil.
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Más allá de que estemos acostumbrados a esta clase de visitas de los mandatarios a diversos países en “búsqueda” de inversiones, cabe analizar de forma más profunda, no sólo esta clase de estrategia, sino las razones de su existencia.
Si un presidente decide viajar a un país para entrevistarse personalmente con diferentes empresarios para convencerlos de las virtudes de invertir en un país es porque, lógicamente, se está ante una situación de necesidad de inversiones. El problema es que esa misma necesidad de capital e inversión en cierta manera está relacionada, además de un contexto poco amigable para la radicación de empresas del exterior, con esa idea centralista y anticuada vinculada a los “sectores” y “socios estratégicos” que los gobiernos deciden fomentar.
Si Argentina, dado su buen nivel de mano de obra, sus condiciones climáticas ideales y su amplio y fértil espacio geográfico, tuviese un marco impositivo y de regulaciones más civilizado, sin la descomunal carga tributaria actual , sin los sindicatos trogloditas mafiosos y la burocracia imposible que sufre el país…sin mencionar el problema de la inflación (relacionada con el estatismo, el déficit y el gasto público), las empresas del mundo se pelearían para entrar a desarrollarse en un lugar del mundo que podría ofrecer condiciones inmejorables.
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A pesar de que Mauricio Macri viaje por todos los países del planeta y hable con todos los empresarios de cada sector, su trabajo para que se radiquen inversiones de todo el mundo, y se multipliquen las de capital local, está dentro de su mismo país. Es decir, no tiene que ir a ningún lado.
Argentina debe bajar los impuestos, regulaciones y burocracia, además de generar una reforma laboral compatible con la atracción de la inversión y el capital. Con relación a la labor internacional, Macri debe continuar fomentando la apertura del Mercosur al mundo con tratados de libre comercio con todos los bloques y países disponibles, o salirse de un espacio regional que, lamentablemente, no ha significado más que una alianza proteccionista.