La empresa francesa Carrefour presentó la semana pasada un proceso preventivo de crisis y rápidamente corrieron los rumores que la compañía podía irse del país. En Argentina, en todos los supermercados de la firma se desempeñan 20.000 trabajadores, que por estas horas son presos de la incertidumbre. En la tarde de hoy se realizará una reunión entre el Ministerio de Trabajo, la empresa y el Sindicato de Comercio para analizar en detalle la situación y evaluar la viabilidad de la marca en Argentina.
Si bien Carrefour desmintió oficialmente las versiones que corrieron estos últimos días, se habló de una posible venta o una reestructuración de la infraestructura total, con el cierre de algunas sucursales a lo largo del país.
Pero cuando parecía que el conflicto no tendría otros actores, el presidente Mauricio Macri rompió el silencio y manifestó que trabaja para “combatir la evasión de cadenas, ligadas a supermercados chinos, que son una competencia desleal y atentan contra el Estado”.
La titular de la Asociación de Supermercados Chinos en Argentina, Yolanda Durán, consideró que las palabras del presidente tienen estricta relación con el conflicto de Carrefour y disparó munición gruesa contra la empresa francesa: “Que deje de llorarle al Gobierno, si se queja que se vaya del país”.
Por su parte, el presidente de la Federación Argentina de Supermercados Chinos, Miguel Cavalete, también criticó a Macri, al que acusó de haber realizado manifestaciones “desafortunadas”. “Debe haber casos de evasión e irregularidades, pero no las podemos generalizar. Macri no puede poner a todos en una misma bolsa”, manifestó.
Una de las nuevas medidas que complicó recientemente a los supermercados chinos minoristas fue la resolución que obliga a todos los comercios a aceptar tarjetas de débito. “Nosotros estamos con la obligación de cumplir esa resolución. Estamos a derecho en casi más del 80 % de los locales que ya se acepta tarjeta de débito, pero no tenemos tarjetas de crédito. Trabajamos con ajustados márgenes y los bancos pagan a los 360 días”, resaltó Durán.
Inflación y nuevas costumbres, enemigos de los clásicos supermercados
En los últimos años, un par de fenómenos han mermado las ganancias de los supermercados tradicionales en Argentina. Por un lado está el problema de la inflación, que generó una nueva estrategia: las compras conjuntas de familias enteras o vecinos en mayoristas. Desde que los precios se han vuelto más prohibitivos en las góndolas, se multiplicó la costumbre de grupos grandes de personas que realizan compras en común en las grandes distribuidoras, que abastecen también a los supermercados. De esta manera, la gente accede a precios mayoristas haciendo grandes compras colectivas, que después dividen con sus allegados con los que realizan la operación.
Otra novedad que gana terreno es el de las compras online con nuevos proveedores. Este servicio gana espacio, sobre todo en los clientes más jóvenes que no encuentran atractivo en recorrer las góndolas con el carro y esperar luego en la fila para pagar.
Los “chinos”: una alternativa, no un problema
Los supermercados chinos, que se han instalado en todo el país, también consiguen precios razonables por medio de masivas compras conjuntas en los grandes distribuidores. Los pequeños comercios se han asociado en grandes cámaras que realizan de forma colectiva las compras, para luego sí competir entre los comercios. En estos mercados se puede encontrar una respuesta sencilla a las compras de todos los días. Las compras más grandes generalmente sí se hacen en los clásicos supermercados, que los fines de semana ofrecen interesantes descuentos con tarjetas de crédito.
Si el Gobierno desea mejorar la situación de Carrefour y de los grandes supermercados que, ciertamente, han visto reducir sus márgenes de ganancia, el camino es la reducción de impuestos y una flexibilidad laboral para contratar personal. Salir en persecución de la competencia definitivamente no aportará una solución al problema. La interferencia oficial, para favorecer a determinados jugadores del mercado contribuye aún más en incrementar uno de los grandes problemas argentinos: la falta de un mercado abierto, con bajos impuestos y libre competencia.
Inviabilidad y alternativas
Para el economista Gustavo Lazzari la crisis de las cadenas de supermercados “refleja la inviabilidad del sistema impositivo sobre el comercio minorista”. El especialista manifestó que los grandes comercios tienen una formalidad impositiva del 100 % que se traduce en una carga impositiva del 45 % sobre los alimentos. “Ante esta situación los consumidores buscan otras opciones de la mano de mayoristas e informales”, comentó en diálogo con el PanAm Post.
“Concretamente Carrefour retiene Ingresos Brutos en todas las provincias. Los proveedores acumulan saldos irrecuperables y terminan cargándose los costos. El comercio chino no hace esa retención y ahí tiene un costo menor. Las cadenas se funden porque el Estado las transformó en cajas de recaudación. Carrefour es una agencia tributaria con góndolas, inviable”, afirmó el economista.