La deuda del Estado argentino es una preocupación para todos, con excepción del equipo económico de Mauricio Macri. Con un número cercano a los 340 mil millones de dólares, desde el oficialismo resaltan que todavía la proporción en relación al PIB no es demasiado alta ni preocupante, pero muchas críticas resaltan la salida reciente del default y advierten una “alerta amarilla”, como Miguel Boggiano, de Carta Financiera.
Desde el Gobierno ya reconocieron que no piensan hacer ninguna reducción de “shock” del gasto público y que su plan gradual para lidiar con el déficit fiscal se financiará con deuda. Para el debate y la futurología quedan varios aspectos importantes, sobre si Cambiemos contará con uno o dos mandatos más para poder obtener resultados concretos, si el desgaste hará que el programa fracase o, sobre todo, si las tasas de interés en el exterior y Estados Unidos le sonreirán al gradualismo macrista o lo harán completamente inviable, obligando al Gobierno argentino a hacer lo que no quiso en diciembre de 2015, pero en una circunstancia adversa.
Pero las críticas sobre la deuda y sus riesgos se divide en dos claros grupos diferentes. Por un lado hay una propuesta seria, que reconoce sus problemáticas y dificultades, pero por otro un discurso político que sólo busca perjudicar al Gobierno y no tiene absolutamente nada que ofrecer.
Soluciones complejas pero serias
Una de las voces críticas que más inquietan al oficialismo en Argentina es la de los economistas liberales, que a pesar de no contar con una fuerza política que amenace electoralmente al macrismo, lograron poner en agenda temas como el tamaño del Estado, el déficit, la deuda y las verdaderas causas de la inflación.
Voces como las de José Luis Espert, Roberto Cachanosky o Javier Milei suelen decir presente en los medios masivos, que comenzaron a consultarlos con regularidad ante la nulidad de crítica seria al Gobierno por parte de la oposición. Si bien la amenaza política está en el peronismo y el kirchnerismo, estos espacios hicieron absolutamente todo mal hace demasiado poco tiempo, por lo que las críticas desde este espacio no tienen mucha credibilidad.
Desde este espacio liberal no se ofrecen soluciones mágicas, pero definitivamente se marca el camino. Programas para reemplazar la obra pública de infraestructura por inversiones del sector privado, propuestas para enviar a empleados del sector estatal a la economía real mediante incentivos, propuestas de reformas y flexibilización laboral para energizar el crecimiento y la necesidad de achicar la burocracia es parte de una propuesta compleja, con costos políticos, pero es el único camino serio.
En la tarde de hoy el portal Infobae compiló algunas declaraciones de este sector, que advierten el rumbo que ha decidido Cambiemos cuando llegó a la presidencia:
“Este modelo no cierra. Cambien cuanto antes o chocan. Están mucho peor que con Fernando de la Rúa y la convertibilidad a sólo dos años, porque el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos con el resto del mundo es récord”, señaló Carlos Rodríguez.
“La deuda es un problema de segundo orden, con el déficit fiscal siendo el núcleo principal de la cuestión. De los últimos 57 años, Argentina tuvo superávit solo en 4”, afirmó José Luis Espert.
Nico Dujovne, chocho, dice que el gobierno cumplio sus metas fiscales 2016-2017 con u$s 45.000M de deficit. Pero resulta que la deuda publica crecio…el doble!! u$s 90.000M ¿? Pobre, se olvido de sumarle las Provincias, los Municipios y los intereses de la deuda publica. Tierno
— Jose Luis Espert (@jlespert) April 9, 2018
La crítica absurda
Pero no son los economistas liberales los únicos que advierten sobre la deuda del Estado argentino y critican la persistencia del déficit fiscal. Aunque suene increible, desde la izquierda, el peronismo y el kirchnerismo (como también de sus comunicadores) se vive advirtiendo que el macrismo está “endeudando a nuestros nietos” con las medidas adoptadas como el bono a 100 años.
Sin embargo a la crítica no se le agrega ninguna propuesta formal, inclusive se denuncia cada empleado público que es removido y se insiste con la necesidad de volver a subsidiar las tarifas de energía, el fútbol y todos los delirios que nos llevaron a la problemática que tenemos hoy. Aunque sea evidente la contradicción, desde este espacio se promueve incrementar el despilfarro y denunciar su financiamiento…al mismo tiempo.
Tenemos que ser ponerle un freno al tarifazo impagable del Gobierno de Macri.
Por eso impulsamos una ley para congelar las tarifas https://t.co/X1n7aX4nKU#BastaDeTarifazos pic.twitter.com/bMJFF6p8TR
— Wado de Pedro ?? (@wadodecorrido) April 9, 2018
El próximo año, Argentina volverá a tener elecciones presidenciales y por primera vez en casi un siglo, un presidente no peronista podrá terminar su mandato constitucional. La opinión pública, si bien tiene que volver a decirle “no” al populismo en las urnas, debe dejar de buscar las soluciones a los problemas en el Estado y animarse a elegir un rumbo alternativo que, lamentablemente hasta ahora, el Gobierno de Cambiemos, en sintonía con gran parte de la población, ha demostrado que le tiene mucho miedo.