La Cámara de Diputados ya dio media sanción y es probable que el Senado logre los votos suficientes para despenalizar el aborto en Argentina. Aunque Mauricio Macri manifestó estar “a favor de la vida”, en un complicado momento económico decidió habilitar el debate parlamentario para desviar un poco la atención de dolar, la inflación y la corrida cambiaria. Aunque la agenda económica sigue presente, la sociedad argentina mordió el anzuelo y discutió en todos los foros, con un apasionamiento casi inédito, si el aborto debía ser legal o no.
Pero haber dado “luz verde” para el tratamiento parlamentario tuvo sus consecuencias. La Iglesia, que jugó muy fuerte en contra de la despenalización, ahora sugiere que de aprobarse la ley, y de no existir veto, Macri y los legisladores que hayan votado por el sí podrían ser excomulgados. Es decir, expulsados de la Iglesia católica.
El cura Rafael de Blanco manifestó que, según el derecho canónico, “toda persona que contribuyere o efectuara una acción concreta para producir el aborto tanto como los que lo hacen en la práctica pueden ser excomulgados”. En diálogo radial con el periodista Ernesto Tenembaum, el religioso dijo los que “participen directa o indirectamente, apoyando o haciendo una acción que haga posible que se realicen abortos, serán excomulgados automáticamente. Para de Blanco esto incluye a los legisladores que voten por la afirmativa y al presidente Macri, que debe promulgar o vetar cada ley que es aprobada por el Congreso.
En la interpretación del sacerdote, “la interrupción del embarazo es un delito y un pecado moral de materia grave”, por lo que cualquier tipo de complicidad amerita la figura de latae sententiae, es decir, la excomunión automática.
Con respecto a la media sanción de diputados, de Blanco dijo que, más allá que la ley salga o se caiga en el Senado, los legisladores que ya se manifestaron en favor de la despenalización “deberían ser excomulgados”. Sin embargo, advirtió que el derecho canónico dice que la excomunión se vuelve tal “cuando el aborto se consuma”. Por lo que, más allá de su opinión sobre los diputados que ya votaron, de aprobarse la ley, los senadores, los diputados y el presidente (en caso de no vetar) deben quedar automáticamente expulsados de la Iglesia.
La encerrona de Macri
El presidente argentino ya ha demostrado que si considera que una ley precisa ser vetada él pondrá la firma para hacerlo. Cuando la oposición juntó los votos necesarios para aprobar en ambas cámaras el “congelamiento” de tarifas de servicios públicos (que están en el proceso de reducción de subsidios), Macri vetó la ley. Pero claro, en ese caso, el líder de Cambiemos ya se había manifestado contrario a una legislación que consideraba contraproducente. Aquí el que habilitó el tratamiento fue el mismo oficialismo, por lo que un veto sería imposible de justificar para el presidente.
El tratamiento en el Senado será el 8 de agosto y, como ocurrió en diputados, el resultado de la votación es incierto.