Las caras que se repitieron en la jornada de ayer en los medios argentinos era de desconsuelo. Los analistas y periodistas (algunos de forma natural y otros con profesional sobreactuación) transmitieron e informaron el triunfo de Jair Bolsonaro con preocupación.
Muchos coincidieron que, aunque esperaban un triunfo del exmilitar, la diferencia entre el más votado y el candidato del PT, Fernando Haddad, les resultó simplemente apabullante. El común denominador, que abarcó al 100% de los medios nacionales (portales, radios, periódicos y programas de televisión) fue la utilización de un mismo término: “ultraderechista”. Después acompañaron y rotaron las calificaciones de “misógino”, “racista”, “homofóbico”, pero el mote de ultraderechista fue la constante.
Lo curioso es que a la hora de describir al Partido de los Trabajadores, y su candidato que salió segundo con el 29,3% (ante el 46% de Bolsonaro), el término elegido fue más moderado: “centroizquierda“. Aunque la candidata a vicepresidente de Haddad, Manuela d’Avila, provenga directamente del Partido Comunista, para la mayoría de los medios argentinos el frente lulista representó una manifestación de “centro”. Más allá de que uno pueda o no compartir los postulados de Bolsonaro y el término que lo describa ideológicamente, las categorías de “ultraderechista” y “centroizquierda” parecen no hacer demasiada justicia si analizamos ambos bandos. Infobae fue uno de los pocos medios periodísticos que denominó a la coalición de Haddad y d’Avila como “izquierdista”.
Aunque se hizo énfasis en los intereses “privatizadores” del candidato Bolsonaro, casi no se hicieron referencias a la plataforma del PT. Allí se reconoce la intención de dejar sin efecto el congelamiento del gasto y el déficit fiscal, la necesidad de estatizaciones “estratégicas” y la propuesta del fortalecimiento del fracasado UNASUR, símbolo de la corrupción chavista y kirchnerista. Muy poco de esto fue discutido por los analistas durante la noche de ayer.
Otra forma de editorializar en favor del candidato de Lula fue la elección de frases de ambos. Mientras que por el lado de Bolsonaro se escogieron los comentarios más reaccionarios, para describirlo, de Haddad se mostraron sus comentarios más amenos, donde hacía referencia a la “tolerancia” y el “diálogo”.
El diario kirchnerista y defensor del régimen chavista Página 12 directamente lo denominó “Bolso-nazi”. A la hora de justificar el calificativo del candidato (absolutamente pro israelí y norteamericano) la nota se limitó a decir en un momento que “así le dicen sus detractores”. Para este medio, que está en problemas desde la reducción de pauta oficial, eso sería suficiente para llevar al título el sobrenombre.
Este diario había publicado un artículo crítico contra el canciller argentino, Jorge Fauríe, ya que había denominado al espacio de Bolsonaro como una propuesta centroderechista. El artículo, de la semana pasada, tituló “Apenas centroderecha” e hizo énfasis en los lugares comunes a los que el funcionario macrista no hizo mención.