
En la búsqueda de la aprobación del presupuesto 2019 la coalición oficialista Cambiemos cedió ante los gobernadores peronistas que pusieron una condición arriba de la mesa para facilitar los votos: un nuevo aumento de impuestos. Ahora le tocó a los bienes personales. La negociación de la llamada “ley de leyes” venía desde hace varios meses y ayer, con el acuerdo sobre el incremento impositivo, parece que el camino se libera para una aprobación sin sobresaltos.
Hasta ahora Cambiemos ha necesitado de los votos de parte del peronismo para aprobar proyectos legislativos, ya que no cuenta con mayoría propia. Si bien en 2017 incrementó el número de legisladores con la exitosa elección de medio término, todavía necesita negociar en ambas cámaras. Hasta ahora el sector “dialoguista” que representa Miguel Ángel Pichetto, jefe de la bancada PJ en el Senado, fue el que aportó siempre los votos. El kirchnerismo, en las leyes clave, siempre ha votado en contra. Para el sector que representa la expresidente, Cristina Fernández, sus excolegas peronistas son casi colaboracionistas.
El incremento al impuesto a las ganancias es de carácter progresivo. Las personas que tengan declarados bienes entre 2 y 5 millones de pesos (USD $52.000 y USD $131.000) pagarán una tasa del 0,25 %. Los que tengan activos que vayan de los 5 a los 10 millones de pesos (USD $262.000) tributarán el 0,50 %. A partir de los 20 millones de pesos (medio millón de dólares) el monto que se llevará el Estado será del 0,75 %.
“Se propicia un esquema de progresividad del impuesto de manera tal de garantizar que quienes posean una menor capacidad contributiva no tributen la misma carga que aquellos que denoten un patrimonio significativamente superior. El proyecto se enmarca en la progresividad del esfuerzo fiscal que están realizando el Estado en sus distintos niveles, los sectores productivos y los ciudadanos para lograr el equilibrio fiscal sin afectar el Presupuesto en inversión social y sin desfinanciar a las provincias”, indica el texto que se discutirá en el Congreso.
Las dos falacias del impuesto
Por un lado, la presunción del que posee alguna propiedad (que ya ni son millonarias) que alcanzan los montos estipulados, es por default una persona de altos ingresos es arbitraria e inexacta. Si una persona, por ejemplo, ha heredado una propiedad familiar y desea vivir con ingresos módicos (por los motivos personales que fueran) estas normativas lo harían prohibitivo. Si un argentino heredó una propiedad, de la que no desea desprenderse, y sus ingresos le alcanzan para el mantenimiento de esta y la subsistencia básica, este incremento lo obligaría a cambiar su modo de vida. O se deshace de la casa o multiplica sus ingresos para saciar al fisco.
Por otro lado, la existencia del impuesto progresivo, a diferencia de lo que busca mostrar de justicia distributiva, lo que genera es reducir la movilidad social ascendente. Cuando estos impuestos se aplican al trabajo, a la producción y a los bienes, como dice Alberto Benegas Lynch (h), “el que nace pobre muere pobre y el que nace rico muere rico”.