Mauricio Macri suele mostrar diferencias entre los dichos y los hechos. Esto no es raro en la política. Hay casos donde, afortunadamente, los funcionarios públicos no hacen lo que prometen y otras donde dicen cosas positivas, pero hacen lo contrario. El presidente argentino tiene muchas veces un buen diagnóstico. Entiende los problemas, señala las causas y comenta la necesidad de cambiar el rumbo. A veces, incluso, muestra que comprende con detalle todo lo que hay que hacer para sacar al país del pozo. Lamentablemente la disociación entre las palabras del Jefe de Estado y las políticas públicas que implementa es total.
Aerolíneas Argentinas es uno de los casos paradigmáticos donde el Macri analista da en el clavo y la versión del presidente no se anima a tomar decisiones. En el marco de un nuevo conflicto gremial, que dejó sin poder viajar a miles de pasajeros en todo el país, el líder de Cambiemos manifestó:
“Aerolíneas Argentinas, producto de la devaluación, del aumento del precio del petróleo, ha aumentado nuevamente su necesidad de financiamiento. Desde que se estatizó, los argentinos tenemos que poner plata todos los meses para que funcione. La mayoría de las líneas aéreas que funcionan en el mundo no requieren que los ciudadanos de esos países pongan plata todos los meses”.
Las palabras de Macri sirvieron de introducción para ir hacia donde quería: “No es justo que el 95% de los que no usan los aviones tengan que pagar para que Aerolíneas funcione”. Como se dice en Argentina, “chocolate por la noticia”.
Lo incuestionable de lo conceptual de los dichos del presidente argentino sí resulta extremadamente cuestionable desde lo político. Es inevitable preguntarse si se hubiera acordado del déficit y de los contribuyentes que nunca vieron de cerca un avión, si los sindicatos no le generaban el problema gremial en Aeroparque y sobre todo, qué es lo que espera para tomar cartas en el asunto.
Mauricio Macri no es un diputado de la oposición para oficiar de analista crítico. Es el presidente de la Nación y el rol que está teniendo, de lanzar amenazas para ver si los gremios se portan bien, es absolutamente inadecuado. Un jefe de Estado tiene un ejército de legisladores, ministros y voceros, que deberían cumplir con el rol de instalar temas en agenda para “marcar la cancha”. La gente lo eligió presidente para que tome cartas en el asunto y Aerolíneas Argentinas es una buena oportunidad para que Macri haga lo que tiene que hacer: liquidarla, venderla o darle las acciones a los empleados. Lo importante es que el Estado deje de financiar a la “aerolínea de bandera” y que se abra la competencia para que las empresas que estén en condiciones de ofrecer vuelos seguros, a buenos precios y con eficiencia, puedan hacerlo libremente.