No es una noticia la utilización política que tuvo la Agencia Federal de Ingresos Públicos (AFIP) durante los 12 años del kirchnerismo. Más allá de la bruta presión impositiva de Argentina, el ente fiscal tuvo en esos años varias labores, además de exprimir a los “contribuyentes”, cosa que sigue ocurriendo hoy en día. El organismo recaudador, bajo la órbita de Cristina Fernández de Kirchner, llegó hasta ser el ente autorizador para la venta restrictiva de dólares durante el cepo, pero también ofició de policía política. A las personas que incomodaban al Gobierno de turno, los controles de la AFIP les resultaban más “intensos”, por así decirlo. Pero ahora salió a la luz un nuevo rol que tuvo la entidad por esos años: la venta de indulgencias.
Rafael Renick Brenner fue el titular de la AFIP en la provincia de Salta y colaborador de Ricardo Echegaray, director del organismo a nivel nacional. En la jornada de ayer, el exfuncionario fue detenido por orden del juez federal Julio Bravio por extorsionar a diversos contribuyentes y cobrarles grandes sumas de dinero por borrar archivos con los registros de deudas impositivas.
El magistrado ordenó la detención de Brenner, ya que tiene dudas acerca de una posible fuga del exfuncionario. Su panorama judicial no se limita a esta causa, sino que está complicado en otros frentes judiciales de lavado de dinero, junto al exvicepresidente del segundo mandato de Cristina, Amado Boudou.
Bravio también ordenó la detención del excolaborador de Brenner, Nicolás Antonio Fili, imputado por abuso de autoridad y violación de deberes de funcionario público. El juez cree que ambos ponían al tanto a algunos contribuyentes de una situación fiscal complicada, para luego ofrecerles las “soluciones” informales y borrarles el archivo a cambio de grandes cantidades de dinero.
Brenner ya tenía una condena de tres años en suspenso y estaba inhabilitado de por vida para ejercer cargos públicos por su mal desempeño. Actualmente estaba realizando 40 horas mensuales de labor comunitaria.