Donald Trump llegó a la Argentina para participar de la Cumbre del G20 y se reunió con el presidente Mauricio Macri, quien le agradeció todo el apoyo brindado en los últimos meses. Luego de darle la bienvenida en Casa Rosada, ambos mandatarios se presentaron ante la prensa y recordaron su pasado como empresarios en Estados Unidos, donde compartieron diversas inversiones inmobiliarias. “Tardamos 30 años en lograr convencerte de que vengas, tuvimos que esperar que lleguemos a presidentes, y estamos muy contentos de tenerte acá”, le dijo Macri.
El anfitrión aprovechó la oportunidad para agradecerle a su par norteamericano “el apoyo de Estados Unidos, sobre todo en este último año, cuando pasamos momentos difíciles”.
Con el apoyo de ustedes y el acuerdo que se facilitó con el FMI, hemos empezado a construir de vuelta un camino hacia un mejor futuro.
Luego de unas palabras de cortesía de Trump, que recordó incluso al padre del presidente argentino, ambos mandatarios comenzaron su reunión bilateral. Según los presidentes, los temas estarán relacionados con el comercio entre ambos países y la cooperación en materia de equipamiento militar.
Cabe destacar que desde este último mes, Argentina pudo volver a venderle carne fresca a los Estados Unidos, recuperando un importante mercado que se había cerrado.
El apoyo del mundo y el trauma de 2001
La organización de la Cumbre del G20 en Buenos Aires es, sin dudas, un respaldo de los países centrales a la gestión gubernamental de Macri. De la misma manera que el FMI, no solo ha colaborado con una inmensa cantidad de recursos para reducir el impacto de los sobresaltos cambiarios y los vencimientos más urgentes de la deuda, sino que también ha adelantado recursos a futuro. Estados Unidos y varios países de Europa están comprometidos con el proceso político argentino actual.
La crisis y el final del Gobierno de Fernando de la Rúa (diciembre de 2001) estuvo relacionada con la quita de apoyo de los organismos internacionales en un momento clave. Por esos días la “doctrina” tenía intención de incentivar responsabilidad y un ejemplo de un país que “caiga”, consideraron, no le venía nada mal al mundo. Pero el populismo que se asentó luego de 2003 con el matrimonio Kirchner fue un dolor de cabeza, no solo para los locales. El mundo vio espantado a una Argentina alineada con gobiernos como los de Irán y Venezuela, y entonces cambió la perspectiva.
Ante la salida democrática e institucional del kirchnerismo en diciembre de 2015, lo que primó fue una colaboración más explícita hacia Argentian. A veces, incluso, por encima de lo que merecería la gestión de Cambiemos que, hasta el momento, cuenta con más errores que aciertos y su mayor capital político es simplemente “no ser el kirchnerismo”.
Pero más allá de todos los tanques de oxígeno que aporte el mundo y los organismos internacionales, Argentina tiene que hacer lo suyo. Y por ahora, en este primer mandato de Macri, no se ha visto mucho más que la mera supervivencia. Todavía están pendientes las reformas de fondo que puedan cambiar el rumbo de manera sustentable.