La actriz argentina Thelma Fardin denunció al experimentado actor Juan Darthés, con quien compartió elenco en una exitosa tira, de haberla violado cuando tenía 16 años. Según la joven, ambos estuvieron en la misma habitación de hotel en Nicaragua por unos instantes debido a un inconveniente con una llave, situación que Darthés habría aprovechado para abusar de ella.
Ante la denuncia que sacudió al país y monopolizó el interés de la prensa, el actor se defendió. Brindó una entrevista en la cocina de su casa y si bien reconoció la escena, dijo que la situación fue diferente. Según su versión, fue ella la que se le “insinuó”, motivo por el cual él la echó del cuarto.
Pero más allá del caso que conmueve al mundo del espectáculo, la denuncia generó un fenómeno en cadena y miles de mujeres salieron a hacer públicas diversas denuncias de abuso sexual. La política no fue la excepción y ya hay diputados, senadores y funcionarios denunciados. Uno de ellos, tras enterarse de una acusación se suicidó.
El caso de San Pedro
Marianela Sánchez subió un video a las redes sociales haciendo referencia al hashtag “mirá como nos ponemos”, que se utilizó para visibilizar la denuncia de Fardin contra Darthés, y denunció a un funcionario de su ciudad:
“Luis María Rodríguez es una persona muy conocida en San Pedro. Estoy segura que debe haber más víctimas. Yo tenía 13 años cuando me violó”.
Rodríguez era director del área de deportes de Gobierno de San Pedro y estaba en una fiesta cuando se enteró del video en cuestión, del que ya hablaban todos los vecinos. Según los testigos del lugar, el hombre se retiró de forma inmediata y salió rumbo a su domicilio. Horas después apareció ahorcado con un cable alrededor de su cuello.
El senador de La Cámpora
Stepahanie Calo fue otra mujer que en medio de la revolución de denuncias decidió hacer pública su experiencia. Según su declaración, Jorge Romero, diputado provincial de Buenos Aires por el kirchnerismo, la habría encerrado en un baño y habría intentado forzarla a practicarle sexo oral.
El legislador hizo público un escrito donde agradeció al movimiento feminista por visibilizar las recientes denuncias y se mostró arrepentido del “comportamiento machista” que pudo haber tenido en el pasado. En la carta anunció su “renuncia a las responsabilidades políticas” y se esperaba que dimitiera de su cargo legislativo. Sin embargo, Romero hasta el momento no ha abandonado su banca y solo formalizó su salida del espacio político K.
El espacio juvenil impulsado por Máximo Kirchner, hijo de Néstor y Cristina y diputado nacional, está convulsionado. Además del escándalo de Romero, otros tres dirigentes de La Cámpora de Huringham fueron acusados y se esperan consecuencias judiciales.
Abusos dentro del Congreso
En las últimas horas dos mujeres, que se desempeñaban como empleadas en el Congreso argentino, también presentaron demandas contra dos legisladores nacionales.
El diputado nacional José Orellana fue denunciado por una asesora legislativa, que hizo pública una situación de acoso que se habría dado hace dos años. Según Agustina Poch —que trabajaba para otra diputada—, Orellana, además de acosarla y de ofrecerle protección política en el Congreso, en una oportunidad la tomó por la fuerza y le dio “varios besos en el interior de la oreja”. Según la denunciante, es necesario hacer públicas estas situaciones “para que no le pase a nadie más”.
El senador radical Juan Carlos Marino también fue denunciado junto a su jefe de despacho. Según Claudia Mabel Guebel, el día que se presentó ante el legislador para comenzar su trabajo, Marino le habría tocado los pechos. También le dijo que debía trabajar junto a su jefe de asesores Pedro Fiorda, que también la habría acosado. Aunque se desempeñaba desde su domicilio, en una oportunidad fue citada para presentarse en el despacho, donde se habría dado otra situación de acoso. La denunciante manifestó que era usual recibir mensajes de contenido sexual por parte de Marino. Según Guebel, cuando volvió a presentarse en la oficina, Fiorda la tomó por la fuerza y le introdujo la lengua dentro de su boca. Hoy el senador y su jefe de despacho enfrentan la acusación formal y el radicalismo debate qué hacer con el legislador nacional.