Mauricio Macri no comenzará de la mejor manera 2019. El último tramo de su mandato, que transitará con la vista puesta en la posible reelección, no le ofrecerá muchos motivos de tranquilidad, salvo uno, pero que puede ser determinante: la falta de una oposición unificada que le haga sombra. Mientras tanto, además de la economía problemática con altos índices de pobreza e inflación, se van sumando otras complicaciones políticas para el líder de Cambiemos.
El fallo de la Corte: en contra
Si bien se esperaba una sentencia en este sentido, el fallo no deja de ser un cachetazo para el Gobierno. La Corte Suprema de la Nación ratificó que los cálculos de los haberes jubilatorios no podrán actualizarse mediante la fórmula que impulsó el macrismo.
La “Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables” (RIPTE) que defendió el Poder Ejecutivo mediante varias resoluciones, a pesar de las críticas del kirchnerismo, ha quedado sin efecto. El máximo órgano judicial argentino dejó sin efecto el mecanismo utilizado desde 2016 y ordenó que las actualizaciones se hagan mediante el “Índice de Salarios Básicos de la Industria y la Construcción” (ISBIC).
Más allá de que el cálculo termine beneficiando o perjudicando a jubilados o al Estado, que sigue con un enorme déficit fiscal, el fallo es un golpe para Macri, que se cansó de reiterar que la fórmula del oficialismo era la mejor para los intereses de los beneficiarios.
El resultado de los votos de los ministros de la Corte fue 4 a 1. A partir de ahora, el presidente sabe que no debe confiarse de obtener fallos favorables del máximo tribunal. Incluso uno de los jueces impulsados por el macrismo (Rosatti) terminó votando en contra.
Otra vez el “fuego amigo”
En las últimas horas trascendió un video de un acto partidario de la Coalición Cívica, agrupación socia del macrismo en Cambiemos, donde su líder, Elisa “Lilita” Carrió, reconoce que hay “corruptos” en la coalición oficialista.
Para Macri, Carrió fue una garantía para la batalla electoral, ya que le ha dado excelentes resultados. Pero lo cierto es que también es una socia difícil. La diputada señaló al presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, como el “operador” de Macri en la justicia, se enfrentó al ministro de Justicia, Germán Garavano, y ahora denuncia corrupción dentro de su frente político.
Si bien la fundadora de la Coalición Cívica no piensa romper con la alianza, estas acusaciones representan dos desafíos para Macri: por un lado debe salir a poner paños fríos y despejar las dudas, pero también sabe que la proyección de su diputada significa que deberá sacrificar más lugares en las listas del año que viene para su complicada socia.
La reforma laboral en agenda
Una de las asignaturas pendientes de esta gestión de Cambiemos fue la implementación de una reforma laboral. Si hubo algo doloroso en el aprendizaje del presidente argentino en estos tres años fue la desilusión de la “lluvia de inversiones” que jamás llegó. El presidente argentino consideró que su presencia era garantía para recibir mejores inversiones, pero los complicados marcos impositivos y laborales le dieron un golpe de realidad.
Aunque el líder de Cambiemos ya debe ser consciente de la necesidad de estas reformas, si no las impulsó hasta ahora, es difícil que lo haga en los últimos meses de su mandato. La aprobación de leyes semejantes serían un costo político al principio, ya que la capitalización de los buenos resultados que las reformas traerían, lógicamente demorarán algún tiempo. Desde el punto de vista político electoral, no tendría mucha razón de ser impulsarlas en la víspera de las elecciones. Sin embargo, en un momento incómodo para Macri, dos influyentes voces salieron a reiterar la necesidad de una reforma laboral, con mucho eco en los medios de comunicación.
El exfuncionario y economista Carlos Melconian y el fundador de Mercado Libre, Marcos Galperin, insistieron con una reforma que flexibilice la legislación laboral argentina y el tema está de nuevo en discusión.
Por ahora, Macri sigue beneficiándose de una Cristina Fernández que tampoco puede encontrar, por ahora, un candidato sólido que represente a la vertiente kirchnerista.
A un par de meses de la formalización de las candidaturas, el presidente argentino sabe que un segundo mandato no es imposible, pero que tampoco es garantía.