
Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri, aunque representan los dos polos opuestos de la política argentina, tienen algunas cosas en común. Ambos cuentan con un sector de voto cautivo que los apoyaría a pesar de que lo harían solamente para evitar lo que consideran un “mal mayor”.
En el espacio que espera capitalizar Cristina hay convencidos, claro. Pero también hay gente que se siente distante de su figura, ya sea por cuestiones relacionadas con el autoritarismo o la corrupción, pero que jamás votarían por Cambiemos. A ellos los kirchneristas le dicen: “¿Vas a votar a Macri entonces?”. Ellos saben que, muy a pesar de sus preferencias ideales, votarían por la propuesta de Unidad Ciudadana para que no renueve el actual oficialismo.
Del lado del macrismo pasa exactamente lo mismo. Hay seguidores y fanáticos incondicionales también. Pero en el caudal que buscará cosechar el actual presidente hay un gran número de votantes desilusionados y enojados con el Gobierno, que volverían a votar a Macri “con tal de que no vuelva Cristina“. Ahora, un sector del peronismo comenzó a transitar una difícil una apuesta para romper con la polarización que beneficia tanto a CFK como al actual jefe de Estado.
El expresidente Eduardo Duhalde y el senador Miguel Ángel Pichetto están convencidos que el arma que puede destrozar la alianza implícita (o explícita) entre Macri y Cristina es el exministro de Economía Roberto Lavagna. A pesar de que cuenta con 76 años, este espacio peronista ya lo vistió de candidato a presidente. “En el mundo hay una tendencia a elegir líderes experimentados”, justificó el jefe de la bancada justicialista de la Cámara Alta.
Lo cierto es que el kirchnerismo ya se puso nervioso y salió a marcar la cancha. Desde La Cámpora manifestaron que Lavagna es un hombre que tiene demasiado contacto con “los grupos económicos” y Alberto Fernández, que regresó al lado de Kirchner, dudó de que su imagen positiva se convierta en sufragios de forma automática. “Lavagna es sin dudas una persona socialmente reconocida, pero que no sé cuánta vocación hay de votarlo en la Argentina”, resaltó.
El desafío que se plantea el peronismo no es sencillo. En 2015 Sergio Massa fracasó en encontrar lo que el mismo denominó como “la amplia avenida del medio”. Su 21% quedó lejos de conseguir la entrada a la segunda vuelta que disputaron Daniel Scioli y Mauricio Macri, al superar cómodamente el 30% de los votos. Hoy existen otras cifras que entusiasman al peronismo: según un estudio de la Universidad del Salvador, que tuvo gran repercusión nacional, en Argentina hay un 62% que desaprueba la gestión del macrismo. Pero también hay un 64% que no votaría por Cristina Kirchner en ninguna circunstancia.
En búsqueda de capitalizar este descontento comenzó el “operativo clamor” para Roberto Lavagna, pero esto recién comienza.