La política y la vida veces son muy ingratas. Eso debe haber pensado el presidente argentino al ver que sus dos principales discípulos no veían la forma para desdoblar las elecciones y separarse de una gestión nacional que viene siendo complicada y cuestionada luego de tantos sobresaltos económicos. Finalmente triunfó la Casa Rosada y tanto la provincia de Buenos Aires como la Ciudad Autónoma llamaran para sus respectivas elecciones el 27 de octubre.
Tanto María Eugenia Vidal como Horacio Rodríguez Larreta hacían la misma cuenta. De los votos que saquen ellos, Mauricio Macri tendría menos en su cuenta personal. Es decir que hay personas que sufragarán por la gobernadora y el intendente y no por el líder del mismo espacio político para la nacional. Las causas son distintas. Vidal es la dirigente política con mejor imagen del país y Larreta, aunque no enamora, logró mantener “municipalizada” su gestión local, donde el peronismo no hace mucho pie electoralmente. Sin embargo ambos irán junto a Macri en lo que se dio a conocer como la estrategia de “matar o morir”: los tres el mismo día.
La provincia no tuvo que justificar mucho, ya que las elecciones en el distrito más grande del país suelen coincidir con las nacionales. En CABA siempre se votó en fechas diferentes y la versión oficial del cambio será el ahorro de recursos públicos y la simplificación de la agenda electoral. Cabe destacar que en 2015 los porteños tuvieron que ir seis veces al cuarto oscuro: las primarias municipales, las definitivas municipales, la segunda vuelta municipal, las primarias nacionales, las definitivas presidenciales y el balotaje Macri-Scioli.
La unificación macrista y el factor Maduro
El oficialismo tiene una clara estrategia y ella tiene mucho que ver con las figuras de Cristina Kirchner, pero también de Nicolás Maduro. La primera parte del plan es la polarización con el kirchnerismo, como para tratar de evitar una incómoda segunda vuelta, donde tanto Macri como Cristina Fernández podrían sufrir un revés. En esta estrategia de polarizar con la exmandataria, muchos analistas coinciden que el gobierno argentino mantiene en libertad a Cristina para usarla políticamente “afuera”. Esta denuncia también se escucho hasta dentro de las mismas filas de Cambiemos: la diputada Elisa “Lilita” Carrió se refirió a esto y dijo que el Ejecutivo no desea verla a CFK tras las rejas.
La idea de contrastarse con Kirchner lleva consigo el plan de asociarla a la figura de Maduro y al desastre en que se convirtió Venezuela. Si bien en el último tiempo Cristina ha guardado silencio con relación a los hechos políticos de Caracas, el grupo de diputados K volvió a respaldar a la dictadura chavista, ganándose durísimas críticas.
La asociación Kirchner-Maduro sería uno de los ejes laterales de la campaña y el macrismo ya se encuentra trabajando en eso. Esta estrategia, además de dañar la imagen de CFK, le permite a Cambiemos desviar de la discusión el complicado momento de la economía argentina.