Cada vez más seguido resulta acertado el mote de “kirchnerismo de buenos modales” que el economista José Luis Espert le puso a Cambiemos. Con la inflación fuera de control, con el peso en caída libre y sin planes ni reformas estructurales a la vista, el gobierno de Mauricio Macri se conforma con los dólares del Fondo Monetario Internacional para llegar a las elecciones sin explosión económica.
Aunque el oficialismo no dio muchos detalles acerca del “cambio” que el equipo macrista proponía en 2015, algunas iniciativas del gobierno en la actualidad llevan a una pregunta obligada: ¿El cambio era de dirigentes políticos y de estilo nada más? La nueva propuesta de la diputada Elisa “Lilita” Carrió parece confirmar que sí.
Ante el reclamo constante de la ciudadanía, preocupada por el aumento de precios de todos los productos básicos, la legisladora de Cambiemos propuso una “ley de góndolas” para evitar los “abusos” de los supermercados y las principales marcas. En la visión de Carrió y su equipo, las empresas funcionan como “formadores de precios”, privilegiando los productos más redituables. Según esta normativa, el Estado pasaría a controlar la forma en que los productos se exhiben, para dar más visibilidad a segundas marcas que tengan precios más accesibles. Todo un “déjù vu” kirchnerista.
“Yo ahora me estoy por ir a acostar a las góndolas, allá abajo, para mostrarle a los supermercados como los precios más baratos me los ponen ahí”. La inusual amenaza salió de la boca de la misma diputada, en una entrevista televisiva antes de presentar el proyecto.
“La presente ley será de aplicación a la totalidad de las relaciones comerciales en la que intervengan los operadores de la cadena de valor alimenticia y cuyo objeto esté vinculado en forma directa con el proceso desde la producción hasta la distribución final de alimentos y productos alimenticios”, indica uno de los artículos del proyecto presentado en el Congreso.
Hay que ser justos y que reconocer que Argentina no está exactamente en el mismo lugar que hace tres años. Antes se manipulaban los índices oficiales, se amenazaban a las consultoras privadas que informaban la inflación real y se presionaban a las empresas e individuos que no acataban las normativas oficiales.
Sin embargo, sí hay un punto en donde no hemos avanzado en lo más mínimo. Hoy no se mienten con las estadísticas, pero las mismas, no hacen otra cosa que reflejar la grave situación económica que sigue atravesando el país. Aunque ya no hay patotas de la Secretaría de Comercio de Guillermo Moreno “controlando” los “precios cuidados” en los supermercados, hoy se propone hacer lo mismo…con “buenos modales” y de forma educada. Con una ley en el Congreso y toda la formalidad correspondiente, lo que no quita que la iniciativa sea adecuada o positiva. Una normativa semejante debería ser declarada inconstitucional antes de ser discutida. El gobierno no debería tener ninguna interferencia en el armado de una góndola de supermercado. Si Juan Bautista Alberdi, inspirador de la Constitución argentina se entera de esto, se muere otra vez.
Nadie quita que la preocupación de Carrió sea cierta y que los supermercados exhiban la mercadería de la forma más redituable, dejando para las góndolas inferiores las marcas secundarias que le representan menor ganancia. Pero lo cierto es que si estos son los planes del gobierno para combatir y vencer la inflación, Argentina está en serios problemas.
Resulta indignante que estas sean las soluciones para un país que se encuentra en el podio de las mayores inflaciones a nivel mundial, con desempleo en aumento y con la actividad económica en caída. Hasta que no se solucionen los problemas de fondo con verdaderas reformas, como la reducción del Estado y el déficit fiscal, la baja de impuestos, la desregulación laboral y la apertura económica, Argentina seguirá padeciendo los mismos problemas. Aunque Carrió, personalmente, supervise cada supermercado de Ushuaia a La Quiaca.