Argentina entró en el proceso de “congelación” y el presidente Mauricio Macri es el Capitán Frío.
Ante el nuevo desastre en materia inflacionaria registrado en marzo, y con el temor de una nueva corrida al dólar, el gobierno decidió meter mano a una vieja y fallida estrategia: el “congelamiento de precios”. Pero los productos del supermercado no serán los únicos bienes que Macri pretende tener en el freezer hasta después de las elecciones. Con permiso del Fondo Monetario Internacional, el Banco Central anunció también ayer que el dólar no superará los 51,45 pesos. Lo que le cueste al país financiar una muy posible demanda creciente de la moneda norteamericana para tener el precio estable es otra cuestión, claro.
Todos sabemos que nada de esto funciona, incluso el mismo gobierno. Pero lamentablemente parece ser lo de menos. Una vez más, la política argentina se dedica a fortalecer un acting tan inútil como contraproducente y a partir de diciembre pagaremos todos la cuenta de esta aventura sin sentdo.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos informó que marzo tuvo una inflación del 4,7%. Luego de un enero con 2,9 y un febrero de 3,8, el primer trimestre arrojó un total de 11,8%. Esto confirmó que las expectativas oficiales pasaron a ser nuevamente una quimera. Incluso las consultoras privadas, que hasta el mes pasado consideraban razonable un 33% para este año, con la información de ayer han “retocado” su predicción y ahora hablan de un piso del 40%. Habría que ver si el gobierno pretende también “congelar” las expectativas de los economistas.
Con el dato negro sobre la mesa, Casa Rosada anunció que el presidente daría una comunicación hoy a las 10 de la mañana. Luego sus ministros, como es usual, tomarían la posta para la presentación “técnica” y el intercambio con los periodistas. A la hora indicada todos los canales estaban pendientes de la transmisión oficial, pero en lugar de un Macri hablándole al país se vio algo completamente distinto. En una grabación, que luego se repitió varias veces como un loop, el presidente visitó a una familia humilde para uno de sus clásicos intercambios. La mujer le comentó que los supermercados ponen “los precios que quieren” y un Macri agotado, con cara de apesadumbrado, prometió un “decreto” de lealtad comercial y precios “que no van a subir” por los próximos seis meses. El presidente que llegó al gobierno con la premisa de sacar al país de la decadencia termina su mandato prometiéndole a una señora, con su hijita en brazos, que la factura de teléfono celular el mes que viene no aumentará de precio. Un verdadero bochorno y otro desastre comunicacional.
En una actitud de “cuidar” al jefe, los ministros Dante Sica, Carolina Stanley y Nicolás Dujovne salieron a dar la cara en una conferencia real, luego del papelón del jefe de Estado que fue duramente cuestionado en las redes sociales. Los funcionaron reconocieron que estas medidas tienen un carácter paliativo, mientras se alcanzan las soluciones de fondo. Cabe destacar que no hubo ni un solo anuncio de un plan de fondo, por lo que, sin reformas estructurales, inevitablemente Argentina estará en la misma situación, o mejor dicho, peor, cuando termine el “acuerdo”.
En lo concreto, se confirmó el decreto de “Lealtad Comercial” que buscará evitar las “posiciones dominantes” en el mercado y se anunció que finalmente serán 60 los productos “acordados” con 16 empresas que se comprometieron a fijar los precios hasta después de las elecciones.
De esta manera, Argentina comienza una nueva triste etapa de decadencia de la que oficialismo y oposición son responsables y, una vez más, todo comenzará de nuevo en diciembre de 2019. Todavía no hay indicios claros de quien será el encargado de desarticular la bomba de tiempo, que aunque no estalla, es cada vez más complicada. Las vueltas de la vida política por ahí le hacen pagar el karma a la creadora y máxima responsable del desastre o al cómplice que no se animó a hacer lo que tenía que hacer hace tres años, empeorando y agravando la situación.