A un mes de las elecciones primarias en Argentina, que en realidad oficiarán como adelanto a los resultado de octubre, debido a que no hay competencia interna en los frentes, ya se lanzaron los primeros spots de campaña.
Desde el oficialismo se apunta a ganar o perder por poco en la primera instancia. La idea es que los votantes “antikirchneristas” que pretendan sufragar en las PASO por los economistas Roberto Lavagna o José Luis Espert, se “asusten” ante un eventual retorno de Cristina Fernández y se vuelquen a la opción de lo que se conoce como el “voto útil”.
Desde el espacio de los Fernández (Cristina, candidata a vicepresidente y Alberto, su exjefe de Gabinete para presidente) se aspira a hacer una elección con un margen más amplio, para así generar la idea de que las cartas ya están echadas. El fenómeno que se busca conseguir aquí es la atracción de los elementos peronistas que se encuentran coqueteando con los otros dos frentes. Cabe destacar que el gran universo peronista tiene sus jugadores en el Gobierno, en el frente de Lavagna y Urtubey y, lógicamente, en el kirchnerismo. Un número holgado en las PASO para Cristina y Alberto sería un imán de atracción para estos jugadores, por ahora, no alineados.
El cambio, las obras y Pichetto sin corbata
En sintonía con varias de las comunicaciones oficiales durante los años del macrismo, el oficialismo apuntó a cuestiones vinculadas a la obra pública: las ideas fuertes son las obras que se empiezan y se terminan y que se pagan a precios razonables. El kirchnerismo tuvo un déficit importante en este ámbito, donde no se finalizaban muchas obras y se concentraba el grueso de la corrupción. Luego de varias personas reconociendo los procesos finalizados, aparece el presidente que va por la reelección y su compañero peronista, Miguel Ángel Pichetto “duranbarbanizado”, es decir, sin corbata.
Los Fernández: Alberto con Cristina, pero independiente
Por el lado del Frente de Todos, aunque lógicamente aparece Cristina, el protagonista es Alberto. El mensaje que se busca pasar es que si bien está Kirchner, el que gobernará será el eventual presidente y no la vice. “Cuando no estoy de acuerdo en algo, digo que no” y “Cristina piensa que soy muy conciliador” son las frases más importantes de la publicidad.
La estrategia es clara: el voto duro K ya lo tienen y van por los electores que desconfían del autoritarismo de la exmandataria, pero que también están desilusionados por la gestión económica de Macri. Ese es el espacio que Alberto busca seducir para conseguir la mitad más uno que le permita ganar una eventual segunda vuelta contra el oficialismo.
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