Cuando Santiago Maldonado desapareció luego de una violenta protesta en el Sur argentino, con corte de ruta incluido, tras la represión de gendarmería para liberar el camino, la izquierda y el kirchnerismo impusieron un dogma: el secuestro y la desaparición forzosa. Maldonado no aparecía y varios testigos (luego se supo que eran falsos) aseguraban que las fuerzas de seguridad se lo habían llevado. La acusación era concreta, el Gobierno de Mauricio Macri ya tenía sus “desaparecidos” y la analogía con la última dictadura militar era completa.
“¿Donde está Santiago Maldonado?” era por esos días la consigna nacional. Corría 2017 y se venían las elecciones de medio término del macrismo. En plena veda, a horas de la apertura del comicio, el cuerpo apareció sumergido en el río Chubut. La autopsia fue contundente: luego de que los gendarmes despejaron la zona, en la huida, el joven (que no sabía nadar) se ahogó. Cabe destacar que el primer juez de la causa fue apartado por las presiones políticas que se generaron luego de que reconociera públicamente que ese podría haber sido el final de Maldonado. No había margen para cuestionar el dogma de la izquierda.
La locura siguió independiente de los hechos. Lo más delirante tuvo lugar en una marcha feminista cuando, luego de la aparición del cadáver, las manifestantes leyeron un comunicado donde se reclamaba la “aparición con vida de Santiago Maldonado”. El periodista Jorge Lanata tuvo un llamativo intercambio con una organizadora.
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Lejos de terminar con la polémica, hoy la Cámara Federal de Apelaciones de Comodoro Rivadavia ordeno reabrir la investigación por la muerte del joven. Aunque no se investigará la ya descartada “desaparición forzada”, ahora buscarán encontrar alguna evidencia de “abandono de persona”. Por lo tanto, la Cámara revocó el sobreseimiento del gendarme Emannuel Echazú, que había sido el único imputado de la causa. El fallo lleva la firma de los camaristas Hebe Corchuelo de Huberman, Aldo Suárez, Javier Leal de Ibarra.
Aunque la causa parecía cerrada, la actitud de un sector de la política argentina (que cabe destacar, está a la vuelta de la esquina de regresar al poder) muestra que la búsqueda de la verdad es secundaria. Todo indica que la izquierda y el kirchnerismo no están dispuestos a dar vuelta la página hasta que haya un condenado por la muerte de Maldonado. Si hubo terrorismo de Estado, secuestro, homicidio, desaparición o abandono de persona, al fin y al cabo, todo pareciera ser lo mismo.