El programa de “Precios Cuidados” mantiene una característica vigente desde el primer día: los faltantes y la escasez de los productos que muestran “valores accesibles” para el bolsillo de los argentinos, en medio del problema inflacionario que no da respiro. En su momento el kirchnerismo se tomó el programa, de su creación, bastante en serio. Amenazó con multas y presionó para intentar garantizar la aplicación de un programa fracasado, de imposible éxito en la realidad.
Luego de la primera etapa del fallido experimento en Argentina (tan replicado a lo largo de la historia en todo el mundo) llegó el macrismo. El gobierno anterior no se animó a desterrar el programa, en el que ciertamente no creía, y lo redujo a lo mero formal, pero sin eliminarlo. Lógicamente, desde la oposición se denunció con bombos y platillos que el presidene Mauricio Macri no mostraba intención de ir hasta las últimas consecuencias con el famoso “Precios Cuidados”.
Como era de esperar, volvió el peronismo y, con el kirchnerismo a la cabeza, se desempolvaron las supersticiones económicas para utilizarlas como políticas públicas. Pero el Frente de Todos se preocupó por hacer un poco más vergonzosa esta nueva etapa del programa: ahora pretenden que sean los jubilados los que controlen los precios en los mercados.
Aunque los dirigentes que acompañan a Cristina Kirchner aseguraron que volvían “mejores” a la función pública, estas medidas confirman todo lo contrario.
Alejandro Vanoli, que fue el presidente del Banco Central en el mandato de CFK (cuyos antecedentes hacen comprender esta nueva iniciativa a la perfección), es ahora el director ejecutivo del ANSES (Administración Nacional de la Seguridad Social). El organismo que comanda firmó un acuerdo con la secretaría de Comercio Interior (bajo la órbita de Paula Español) repudiable. El Estado argentino brindará capacitaciones para que los jubilados, utilizando la tecnología móvil, sean controladores del programa de Precios Cuidados. Es decir, que los más viejos (a los que volvieron a estafar con el “achatamiento” de las pensiones) pasen a ser agentes ad honorem de una gestión obstinada en controlar los precios.
“Es muy importante que volvamos a generar un proceso de participación de los ciudadanos con un estado presente que les da herramientas para que se puedan defender”, señaló Vanoli.
Esta nueva página negra en la historia de Argentina combina lo peor de lo peor: la distracción sobre las cuestiones monetarias que generan el incremento de los precios, la insistencia en una herramienta fracasada que no tiene posibilidad alguna de funcionar y la utilización política de los mayores, a los que les roba permanentemente del Estado.
Si de alguna entidad se tienen que cuidar los jubilados argentinos es del Gobierno. El responsable del despilfarro político que culmina en una emisión monetaria descontrolada, que genera un saqueo al poder adquisitivo de las jubilaciones y pensiones de los adultos mayores.