La llegada del kirchnerismo no fue la única página negra de la historia argentina. Pero, a diferencia de otros procesos históricos como el golpe de 1930, el desembarco del peronismo o el proceso militar de 1976, lo ocurrido en 2003 podía haberse evitado tranquilamente. Los otros capítulos oscuros de la historia nacional tuvieron que ver más con procesos que fueron decantando en finales casi inevitables. Hace 17 años la moneda giró en el aire y cayó del lado equivocado.
El panorama para las elecciones de 2003 era el siguiente: la crisis que se llevó puesto al Gobierno de Fernando de la Rúa y terminó con la gestión de Eduardo Duhalde generó una gran devaluación que acabó con la convertibilidad de una década con el dólar norteamericano y dejó el camino libre para peligrosas políticas expansivas. El mundo que se venía con precios de los productos agropecuarios record garantizaría el escenario perfecto para hacer las cosas bien o para financiar el peor de los populismos de corto plazo.
La carta electoral presentaba un menú peronista de tres pasos: el expresidente Carlos Menem, el puntano Adolfo Rodríguez Saa y el poco conocido Néstor Kirchner, gobernador de Santa Cruz. El principal candidato no justicialista, Ricardo López Murphy, se dedicó a desenmascarar al postulante del Sur, que discutía mano a mano la elección con él y con Menem. La desaparición de los fondos provinciales de la provincia de la privatización de YPF, el autoritarismo ejercido en el Sur y el desmanejo del matrimonio Kirchner fue planteado en campaña por el economista liberal. Pero no alcanzó.
Cuando se abrieron las urnas, el expresidente Menem había conseguido el 24 % de los votos y Kirchner el 22 %. López Murphy quedó fuera de un eventual balotaje 6 puntos abajo. La imagen cuestionada de Menem hizo que el riojano desista de presentarse a la segunda vuelta, consagrando a Kirchner como presidente por abandono.
Una semana antes, Murphy se encontraba disputando mano a mano la elección, pero del bunker del bulldog reconocieron un optimismo anticipado. El director de la Fundación Libertad y Progreso, Agustín Etchebarne, suele manifestar que el país se arruinó porque un par de empresarios decidieron no poner un par de millones de dólares en los últimos días de campaña del candidato que pudo haber torcido el rumbo del país para siempre.
Pero a veces la suerte juega a favor y a la Argentina en esa oportunidad le jugó en contra. Néstor y Cristina Kirchner encontraron los planetas alineados para poner en marcha el proceso político conocido por todos, que no viene al caso aquí comentar. El presidente actual y exjefe de Gabinete del primer kirchnerismo, recordó hoy aquel momento y aseguró que ese proceso puso al país “de pie”. Mentira. El kirchnerismo no fue más que la dilapidación de recursos más absurda del mejor contexto internacional de la historia. Lamentablemente Mauricio Macri no tuvo el coraje de revertir el rumbo. Hoy, Alberto Fernández no tiene más que retórica para explicar el desastre total de la economía nacional. ¿La culpa? De los de siempre: Macri, el neoliberalismo… ah, y la pandemia del coronavirus, claro.
Un día como hoy, hace 17 años, junto a Néstor Kirchner comenzábamos a transitar un camino que cambió a la Argentina y la puso nuevamente de pie.
Los argentinos y las argentinas sabemos cómo levantarnos, porque ya lo hicimos muchas veces. Vamos a hacerlo una vez más. pic.twitter.com/G0q2BPFVJ3
— Alberto Fernández (@alferdez) April 27, 2020