Las personas que pudieron acceder a los 200 dólares mensuales disponibles por homebanking en Argentina notaron que desde junio hay una novedad en el proceso. Ahora es necesaria una declaración jurada donde el individuo asegura que no ha adquirido moneda extranjera de otra manera, como por ejemplo mediante el mecanismo de “contado por liquidación”. Claro que estamos hablando de los argentinos que trabajan en el sector formal bancarizado, ya que el sector informal directamente agoniza y carece muchas veces de todo ingreso. A los más necesitados (que son los más afectados por la cuarentena) Alberto Fernández les prometió un segundo aporte de 10 000 pesos (80 dólares aproximadamente) que todavía no se ha materializado.
El dólar blue (mercado negro) está en 124 pesos, pero ni bien terminen las restricciones esto podría cambiar. Cabe destacar que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) les prohibió a las entidades bancarias atender a sus clientes por caja. La finalidad es clara: limitar la extracción de pesos para evitar que la gente se deshaga de ellos como pueda. Las personas dependen del efectivo que los cajeros tengan disponible, también con restricciones.
Pero el BCRA no se ha limitado a joder a las personas de a pie, sino que en las últimas horas le ha dado un duro golpe a las empresas. Si una compañía tiene dólares líquidos en el exterior, a partir de ahora necesitará utilizar esos billetes para pagar sus importaciones. Es decir, ya no tienen más acceso al regulado mercado de cambios. ¿La excusa? La pandemia, claro.
“El Gobierno se encuentra realizando importantes esfuerzos de asistencia a empresas afectadas por la crisis generada por el Covid-19. El propósito del BCRA es garantizar que las medidas estimulen el trabajo y producción local y evitar su abuso en la cancelación de obligaciones con el exterior”, indicaron desde el monopolio monetario. “Abuso en la cancelación de obligaciones”… otra frase de antología para el histórico desastre económico nacional.
Pero como si esto fuera poco, siguen los impuestazos. En provincia de Buenos Aires, el gobernador Axel Kicillof pretende subir Ingresos Brutos del 7 al 12 % para las actividades bancarias. El dinero que se obtenga de este nuevo manotazo iría al denominado “Fondo Solidario COVID-19“. Una vez más la falacia de la solidaridad gubernamental y la excusa del coronavirus. Nada nuevo bajo el sol.
También, con motivo de la caída de la recaudación, predecible ante el ahogo de la actividad económica, el kirchnerismo y la izquierda volvieron con la idea del “impuesto a la riqueza”, que tomará un “aporte” de los “ricos” del país. Aunque aseguran que se tratará de un único cobro excepcional, la historia argentina demuestra que cada vez que se apeló a cuestiones similares, los nuevos impuestos llegan para quedarse. Por ahora, lo único que discuten los peronistas, kirchneristas duros y la izquierda es el número exacto mediante el que un argentino se considera millonario o no. Desde el peronismo habían dicho que son “ricos” los que poseen bienes por 200 millones de pesos (1 600 000 dólares), el kirchnerismo propuso que el número sea 150 millones, (1 200 000) y la izquierda 100 (800 000).
Con este rumbo, el país es el Titanic y lo único que nos preguntamos es cuándo nos daremos la frente con el iceberg. Pero que vamos derechito, no hay duda alguna.