Claro que se podría argumentar, de nada sirve llorar sobre la leche derramada, lo que pasó, pasó. Pero también es cierto que si no aprendemos de la experiencia estamos condenados a repetir los mismos errores una y otra vez. El Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), además de haber cometido un error de diagnóstico y estratégico, se dio el gusto de darle la espalda a la historia. Ya la experiencia de Martínez de Hoz, en el ministerio de Economía del último Gobierno Militar, sobre todo en el período 1976-1981, había dejado en evidencia que el camino elegido por la administración anterior estaba condenado al fracaso.
Desde estas columnas advertimos que posponer el programa de reformas, apuntando a un crecimiento en el mediano plazo, acompañado por una gradual reducción del déficit utilizando el endeudamiento era una quimera. La historia argentina mostró que todos los planes “gradualistas” fracasaron inevitablemente. Recordar esto hoy no es para regocijarnos con el hecho (predecible) que teníamos razón. Es para tener presente la experiencia para cuando un nuevo proceso no populista tenga la oportunidad de enderezar el rumbo. No faltarán los abanderados del gradualismo, claro. Pero esperemos que todo esto esté muy presente en el debate público como para que, finalmente, se vaya en la otra dirección.
Ayer, en un encuentro virtual con alumnos de la Universidad de San Andrés, el banquero central de Macri, Federico Sturzenegger reconoció que se equivocó y llamó a orientar a su sucesor, para que no cometa los mismos errores que él:
“Yo espero que Pesce no cometa el mismo error que yo. Yo tenía mucha confianza en que Cambiemos iba a acomodar las cuentas fiscales”, señaló. En su charla con los estudiantes, el economista aseguró que debió “haber sido más fuerte” a la hora de discutir con el Poder Ejecutivo el desequilibrio que generaba el déficit de las cuentas públicas.
“Argentina tiene que ir a una situación fiscal más sostenible y ordenada. No solo por la inflación. Tenemos que tener un gasto eficiente que permita eventualmente bajar impuestos. Hace cuarenta años que estamos tratando de hacer esto. Pero hay algo que le impide alcanzar al país este equilibrio”, señaló.
Si bien sus palabras son pertinentes y suman a la discusión actual (que en realidad es la misma de siempre) resulta algo indignante que haga referencia a “algo” que impide acomodar las cuentas gubernamentales, como si se tratara de una fuerza superpoderosa y misteriosa que vacía las arcas públidas del tesoro en medio de la noche.
Finalmente, cerrando su exposición en el ciclo “Economía en tiempos de pandemia”, Sturzenegger recordó que la emisión monetaria “tarde o temprano genera un problema en los niveles de precios”. Tendría que haber recordado también que tapar el bache fiscal con endeudamiento externo o emisión de bonos locales (que son percibidos por el mercado como emisión futura), como él dice “tarde o temprano”, genera el mismo problema.
Pensar que cuando el macrismo, por un breve período, dejó de emitir billetes (pero incrementaba la deuda y los bonos para hacerse de liquidez), el kirchnerismo decía que Milton Friedman acababa de ser refutado, ya que el país tenía inflación sin emisión. Ese es el nivel del debate político en Argentina, lamentablemente es patético.