Una de las razones por las que América Latina anda a los tumbos, con dificultades de desarrollo sostenible y sustentable, es por el cambio de orientación de los países entre gobierno y gobierno. La política internacional de la región también se ve afectada por esta falta de visión de largo plazo, que tuvo en Chile una de las pocas excepciones de este rincón del mundo. Pero aunque administraciones como las de Uruguay y Brasil vayan en una nueva dirección con sus actuales mandatarios, Argentina se muestra como el colmo de la ciclotimia: no solamente cambia de orientación entre gestión y gestión, sino que lo hace varias veces en el mismo mandato. En los últimos cuatro meses, Alberto Fernández tuvo tres posiciones distintas con respecto al Mercosur y su ambición aperturista actual. La novela comenzó hace poco más de cien días.
El 25 de abril titulábamos en este medio “El Mercosur se abre al mundo y Argentina se suicida“. En ese artículo dábamos la mala noticia del camino proteccionista en el que se empeñaban los hombres que representan a Fernández en el bloque.
“En este marco, nosotros tenemos además una crisis y necesitamos de alguna manera ganar un espacio de tiempo nuevo antes de definir cuestiones tan importantes como los tratados de libre comercio”, decía entonces Jorge Neme, que este fin de semana fue noticia por mutar en “aperturista”.
Por entonces Argentina pretendía el delirio de permanecer dentro del bloque, pero sin formar parte de la nueva alianza comercial que Uruguay, Paraguay y Brasil fomentaban para con países como Corea del Sur, India y Canadá.
La guapeada no tuvo su efecto deseado (menos mal) y el Mercosur, desacomplejado y sin reparar demasiado en el macho tanguero del Sur, siguió avanzando.
Fue el 2 de julio el día que Alberto Fernández salió blanquear el eventual cambio de parecer del reinado de peronia:
“Guardo por todos los líderes el respeto que se merecen, aunque no pienso igual a muchos. Sé que mi paso por la historia argentina es un paso y no tengo derecho a frustrar la aspiración continental que tenemos de unirnos y crecer juntos simplemente porque no pienso igual. Estoy aquí para que nos unamos. La historia nos ha dado la oportunidad de revisar lo que se ha hecho y hacerlo de otro modo”.
Aquel día nos preguntábamos, si ante la crisis económica nacional, el país estaría dispuesto a avanzar con la visión aperturista del bloque latinoamericano.
Este sábado, el mismo Jorge Neme que pedía más tiempo y aseguraba que no era momento para la apertura, ahora considera que estamos ya en otro mundo. Para el secretario de Relaciones Económicas, es momento de ir hacia una “mayor apertura” y “ganar competitividad”. Cosas que pasan en Argentina… cosas del peronismo:
“Creemos que el Mercosur tiene que tener una mayor apertura y en algunos rubros en algunos sectores, hay que ganar competitividad también. Si no somos capaces de abrir algunos espacios en nuestro nomenclador arancelario vamos a tener limitaciones muy importantes en el resto del mundo, sobre todo en el marco de la pandemia donde todos los países están viendo con muchísimo cuidado el tema de sus mercados internos y la protección”.
¿Cómo sigue la historia? Todo puede pasar. Alberto Fernández, ya aliviado por el acuerdo de la deuda puede seguir en esta dirección, retroceder al proteccionismo fascista de hace más de medio siglo o avanzar hacia una apertura inesperada como en la década del noventa.
Tendremos problemas económicos, pero en Argentina se aburre el que quiere.