Despertar cada día en Argentina es ver que comercios cierran sus puertas, que empresas se van del país y qué plan absurdo presenta el Gobierno “para enfrentar la crisis”. Todas iniciativas ridículas, que lo único que hacen es empeorar la situación. Los que solían recorrer la Ruta 2 tuvieron que lidiar hoy con la triste noticia que Ama Gozua bajó la persiana. La cuarentena cavernaria peronista, que hasta le impide a la gente ir a quedarse en sus propias casas en la costa, liquidó al clásico restaurante familiar fundado en los sesenta. El nulo tránsito en el camino que une la Ciudad de Buenos Aires con Mar del Plata hizo que el histórico comercio gastronómico ya no pueda ni con los gastos de mantenimiento mínimo ni con las deudas. Los propietarios, que no dejaron de perder dinero desde marzo, tuvieron que tirar la toalla y los pocos empleados del lugar se quedaron sin trabajo. Claro que esta fue solamente la triste nota de color del día.
El dato de mayor impacto en la economía lo aportó la salida del país de Falabella: la empresa confirmó que piensa retirarse del mercado local y ya cerró cuatro de sus sucursales. Por estas horas se encuentra negociando “retiros voluntarios” con el personal, que en los próximos días pasará a engrosar la lista de desempleados. En Ama Gouza eran cuatro personas… en Falabella, miles. Claro que el desastre aplica a pequeños, medianos y grandes. El apocalipsis se replica en todos los segmentos de la economía argentina.
Ahora, mientras todo se derrumba… ¿dónde está el Gobierno? Haciendo estupideces, claro. Esta mañana, un Alberto Fernández, absolutamente perdido y desorientado, presentó el ridículo programa de los “precios cuidados de la construcción”. Ya recuerda a la última versión de Mauricio Macri en el gobierno, cuando, completamente abatido y vencido, presentaba planes sociales y subsidios, en los que no creía ni él. Como terminó el expresidente terminará el actual. Fracasado. Al actual opositor el derrumbe le llegó en la segunda mitad de su mandato y al menos pudo llegar a entregar el poder “pidiendo la hora”. A Alberto se le viene el mundo abajo antes del año del mandato, lo que es sin dudas preocupante. Veremos desde dónde tocará reconstruir, qué tan bajo caeremos y en manos de quién estará la próxima oportunidad.
El fallido “precios cuidados“, que nunca funcionó en las góndolas, ahora hace su aparición estelar en los productos de la construcción. Desde ahora pinturas, arena, ladrillos y cal, entre otros productos del ramo, tendrán su versión “cuidada”. ¿Qué pasará? Lo de siempre: serán los primeros en desaparecer del mercado, los productos tendrán menos cantidad y calidad, se remarcarán otras cosas no negociadas y las autoridades medirán esos productos para mostrar que la inflación está bajo control. Otra mentira más, mientras el déficit fiscal y la emisión monetaria siguen haciendo estragos y el valor del peso se derrumba.
La situación es ciertamente dramática y la elección legislativa de 2021, donde se discutirán nuevos rumbos para la Argentina, está todavía muy lejana. Lo menos que podemos hacer es comenzar a discutir las reformas de fondo que deberán ser aplicadas tarde o temprano.