EnglishCon apenas cinco años dentro de la política nacional estadounidense, el senador Marco Antonio Rubio recién anunció su decisión de luchar por ser el candidato republicano a la Casa Blanca en el 2016. A sus 43 años, es el segundo senador latino que pone su nombre para la contienda presidencial estadounidense, utilizando, aparte de su enorme carisma personal y una carrera política avasallante que algunos comparan con la de Barack Obama, sus orígenes latinos, en particular su proveniencia de padres cubanos emigrantes de origen muy modesto que son la personificación perfecta del “sueño americano”.
Desde que fue electo Senador por el estado de Florida en 2011, propulsado por el Tea Party, el discurso conservador de Rubio ha tenido entre sus focos principales la confrontación permanente con el presidente Obama por sus diferentes ejecutorias en política doméstica e internacional. El joven senador busca perfilarse tanto como el candidato republicano que más defiende el sueño americano (no por casualidad lanzó su candidatura en la Freedom Tower de Miami, un edificio que simboliza la identidad de EE.UU como tierra de oportunidades), como el más fuerte en materia de política exterior y como el gran defensor de la democracia occidental, que los conservadores creen será un tema definitorio en las elecciones primarias y generales. De tal forma, ha rechazado especialmente el acercamiento y diálogo emprendido por el gobierno de Obama con Cuba e Irán, así como el plan presidencial para combatir al grupo terrorista ISIS.
El senador por Florida nunca ha escatimado epítetos para denunciar la falta de libertades, el acoso y encarcelamiento de opositores venezolanos
Pero Rubio también ha dedicado sus esfuerzos a denunciar y rechazar al gobierno de Venezuela, desde que Hugo Chávez se encontraba en el poder. Cuando ya aquejado por el cáncer, en octubre de 2012, el presidente Chávez pretendió eternizarse de nuevo en la presidencia, Rubio se pronunció en estos términos: “El pueblo venezolano tiene ahora una oportunidad para pasar página a uno de los períodos más negros de su historia y embarcarse en un nuevo camino que restaure el gobierno de la ley, los principios democráticos, la seguridad y un sistema de libertad para los emprendedores”.
Sin embargo, la desaparición de Chávez de la política venezolana activa no quitó el foco de Rubio sobre el país. Muy por el contrario, las represivas acciones emprendidas por el régimen de Nicolás Maduro para enfrentar las protestas de la sociedad civil y de los estudiantes el pasado 2014, tuvieron siempre el más firme y decidido rechazo de parte del senador por la Florida, quien nunca ha escatimado epítetos para denunciar la falta de libertades, el acoso y encarcelamiento de opositores venezolanos que ya se ha convertido en la distintiva marca internacional del régimen.
Así, por ejemplo, con motivo de la arbitraria e ilegal detención del alcalde Mayor de Caracas, Antonio Ledezma, el senador Rubio calificó la acción como “el último ejemplo de la acción cobarde y paranoica” del régimen e instó a la administración Obama a emprender acciones más contundentes: “La detención del alcalde Ledezma es solo una prueba más de que Nicolás Maduro no se detendrá ante nada para asegurar su gobierno tiránico y silenciar la demanda del pueblo venezolano por un futuro democrático y libre”, denunció Rubio en un comunicado.
Por su parte, Nicolás Maduro también ha tenido a Rubio en la mira. El mandatario no chavista no olvida que el senador norteamericano, junto con el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, Bob Menéndez, fue quien presentó el proyecto de ley que el Senado de Estados Unidos aprobó finalmente en diciembre de 2014 –el cual estaba estancado desde mayo de ese año-, para la defensa de los derechos humanos y la sociedad civil de Venezuela.
Luego de la reciente acción ejecutiva del presidente Obama contra siete funcionarios del gobierno de Maduro, a quienes se les suspendió la visa estadounidense y se les congelaron sus bienes y cuentas en territorio estadounidense por fragrantes violaciones a los derechos humanos, el presidente venezolano decidió no sólo pedir visa a los ciudadanos estadounidenses, sino expresamente prohibir la entrada al país del senador Rubio además de otros políticos como George W Bush, Ileana Ros, Dick Cheney y Robert Menéndez, acusándolos de terroristas y violadores de DD.HH.
Ningún otro de los contendores ha sido tan duros en sus posiciones contra el régimen castrochavista venezolano que Rubio
La respuesta de Marco Rubio no se hizo esperar y fue contundente: “que un dictador como Nicolás Maduro me prohíba la entrada a Venezuela es una insignia de honor”, expresó.
Si bien aún falta mucho para que se defina no solo la candidatura del Partido Republicano –la carrera apenas comienza y el probable gran contendor de Rubio, Jeb Bush ni siquiera ha oficializado su candidatura–, sino también quien será el próximo inquilino de la Casa Blanca, desde ya se avizora una confrontación cada vez más aguda entre Nicolás Maduro y Marco Rubio que sin duda signará y avivará las campañas electorales donde participarán cada uno, las legislativas de este año en Venezuela y las presidenciales de EE.UU para el próximo año.
Y en particular la campaña estadounidense porque, en realidad, ningún otro de los contendores republicanos y menos la gran contendora del partido Demócrata Hillary Clinton, han sido tan duros y claros en sus posiciones contra el régimen castrochavista venezolano como Rubio.