Un nuevo capítulo marcado por tensiones se escribe entre China y Estados Unidos, en esta ocasión el catalizador vino dado por la histórica visita del secretario de Sanidad estadounidense, Alex Azar, a Taiwán, un movimiento que no fue bien visto por las máximas autoridades del gigante asiático.
La agencia Reuters señaló recientemente que la presencia de Azar en Taiwán, —catalogada como la visita de más alto nivel hecha por un funcionario a la isla desde 1979—, ha puesto en alerta a las autoridades chinas, quienes manifestaron su “total oposición a los intercambios diplomáticos entre Taiwán y Estados Unidos”.
Más tarde, el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Zhao Lijian, no dudó en salir al paso con incisivas declaraciones que dejan claro el descontento del régimen comunista, advirtiendo a las autoridades taiwanesas que desistan en sus intentos de reivindicar la independencia porque “es un camino sin salida”.
“En cuestiones referentes a los intereses principales de China, algunas personas no deberían hacerse ilusiones; los que juegan con fuego se acaban quemando”, afirmó Lijian, de acuerdo al portal AFP.
Las polémicas declaraciones de la cancillería asiática surgen luego de que Azar terminara una visita de tres días en Taiwán, uno de los territorios que China toma como parte de su soberanía, pero es independiente desde hace siete décadas. El enviado de la Casa Blanca no desaprovechó la oportunidad para hacer severas críticas al manejo que tuvo el régimen comunista encabezado por Xi Jinping.
Las relaciones entre Pekín y Washington siguen niveles preocupantes de deterioro, algo que se ha acrecentado desde finales de 2019, cuando inició en Wuhan el brote de casos de COVID-19 y se propagó por el mundo, poniendo las economías de múltiples países al filo de un posible default.
Al respecto, el Gobierno de Donald Trump no ha escatimado en acusar en repetidas ocasiones a China por encubrir no solo el brote, sino también las verdaderas cifras de muertes que ha causado esta enfermedad.