Los demócratas en Estados Unidos, tanto los que apoyaron al socialista Bernie Sanders, como los que apoyan a Hillary Clinton, acusan a los republicanos de ser el “el partido de los ricos”. Al candidato republicano Donald Trump lo acusan de ser el símbolo de esa “élite”, ya que es un famoso multimillonario. Hay que analizar las cosas como son. Hay que analizar quien es el verdadero candidato que representa a la “élite”.
Hillary Clinton, la candidata del Partido Demócrata, es la que más donativos y apoyo ha recibido de parte de los multimillonarios, o sea, la “élite”. Aquí yo les menciono unos nombres.
Primero que nada tenemos al tercer hombre más rico del mundo, el famoso multimillonario Warren Buffet. Buffet, quien es el principal oficial ejecutivo del poderoso conglomerado Berkshire Hathaway y cuya fortuna personal asciende a los US$60,800 millones ha apoyado a los demócratas por años y ha sido donante de las campañas de los Clinton por más de 15 años.
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También tenemos al multimillonario de ascendencia húngara George Soros quien podría considerarse el donante estrella del Partido Demócrata. Soros es el presidente de una de las firmas manejadoras de fondos buitres más poderosas del mundo. Sí, fondos buitres, los mismos que Bernie Sanders criticaba.
Soros tiene una fortuna personal que asciende a los US$24,900 millones y, de acuerdo a reportes oficiales, ha donado a Hillary Clinton más de US$11.9 millones en este ciclo electoral solamente.
No solo eso, además de ser donante, es el organizador de uno de los principales comités de acción política de Clinton, que ha logrado recaudar millones para la candidata demócrata.
Otro poderoso multimillonario que ha financiado la maquinaria electoral de Clinton es el israelí Haim Saban. Saban, cuya fortuna personal asciende a los US$2,900 millones, es el dueño del 20% de Univision, la cadena de televisión hispana más grande de los Estados Unidos, que ha sido criticada en el pasado por no ser imparcial.
Saban ha celebrado un sin número de eventos de recaudación de fondos para Clinton en Hollywood, lo que sin duda alguna explica por qué Hollywood se caracteriza por siempre usar su maquinaria propagandística a favor de los Demócratas.
Tampoco debemos olvidar el momento cuando Saban dijo que “prefería no ser un hombre libre a estar muerto” en una entrevista sobre el tema de los derechos civiles. Donde Saban prácticamente insinuó que la “seguridad” era más importante que la libertad.
Hablando de Hollywood, tenemos otro poderoso aliado de Clinton; la famosa multimillonaria y presentadora de televisión, Oprah Winfrey.
Oprah con una fortuna personal que asciende a los US$3,100 millones fue la presentadora del programa de televisión con más audiencia en los Estados Unidos que también ha sido criticado por no ser imparcial.
El endoso de Oprah a Hillary definitivamente le da mucha fuerza a la maquinaria Demócrata.
Otro poderoso multimillonario de Wall Street que ha invertido de sus recursos para lograr que Hillary regrese a la Casa Blanca, esta vez como Presidenta, es el también manejador de fondos buitres, James Harris Simons. La fortuna de Simons asciende a los US$16,500 millones y también se ha visto involucrado en un sin número de controversias; la más reciente, una sobre evasión de impuestos.
Otro poderoso multimillonario que ha estado detrás de la maquinaria de Clinton durante este ciclo electoral ha sido el ex-alcalde la ciudad de Nueva York y propietario de la poderosa compañía mediática, Bloomberg, LP. La fortuna de Bloomberg asciende a los US$42,700 millones lo que lo convierte, según Forbes, en la 8va persona más rica del mundo.
Pero además de poderosos donantes individuales, también existen las empresas y compañías, en especial, los grandes bancos de Wall Street.
Los Clinton han recibido donaciones políticas de los grandes bancos desde que el ex-presidente Bill Clinton vivía en la Casa Blanca en la década de los años 90.
Todo esto sin contar las grandes cantidades de dinero que grandes bancos como Goldman Sachs le han pagado en el pasado por dar discursos que ella se ha negado a revelar en público.
Desde que el ex-presidente Bill Clinton abandonó la Casa Blanca en el año 2001, los Clinton han cobrado sobre US$120 millones en discursos a la élite financiera internacional.
Clinton definitivamente le lleva la ventaja a Trump cuando de donativos se trata. Mientras Clinton ha recaudado solamente en comités de acción política de multimillonarios, US$21.1 millones, Trump solo ha logrado recaudar US$1.02 millones.
De acuerdo a Fortune, el 6% de los donativos que Clinton ha recibido han venido de parte de multimillonarios, lo que da a un total de más de US$373.3 millones. Mientras que solamente 0.006% de los donativos de Trump provienen de multimillonarios.
Otra curiosidad que denota demagogia por parte de los demócratas es la crítica constante a los principales oficiales ejecutivos de las compañías más poderosas de la nación. Los Demócratas constantemente acusan a los republicanos de ser los aliados de los empresarios poderosos al negarse a aumentar el salario mínimo federal argumentando que los CEOs cobran mucho.
Lo interesante de todo esto es que ninguno de los principales oficiales ejecutivos (CEO) de las 100 corporaciones más grandes del país han donado dinero a la campaña de Donald Trump.
De los 100, ninguno ha donado dinero a Trump, pero 11 de ellos sí le han donado a Hillary Clinton. Incluso de acuerdo a una investigación del diario Journal, Clinton ha recibido el doble de donativos de parte de ejecutivos de grandes corporaciones en este ciclo electoral del 2016, que los que recibió el presidente Barack Obama durante su campaña a la reelección el ciclo del 2012.
No cabe duda que todos estos datos destruyen el mito de que el Partido Demócrata, y su candidata Hillary Clinton, representan a la clase media y a los más necesitados.
Si hay personas que creen en lo que llaman el famoso “establishment” o el “sistema” o la “elite” pues ya tiene una idea de quien esta “elite” quiere que gane las elecciones presidenciales del próximo 8 de noviembre; no creo que sea Donald Trump.
Los defensores de Clinton y críticos de Trump que lean esta columna dirán que soy un “republicano de extrema derecha” o un “fascista” por lo que he escrito aquí, pero la realidad es la realidad, y no hay que ser un defensor de Donald Trump para darse cuenta que Hillary Clinton no es lo que dice ser.