EnglishEstimado lector, cuando se vive en un sistema totalitario, personalista, dictatorial, o lo que es lo mismo, socialista como lo es el cubano, nada bueno se puede esperar de sus gobernantes, ni de las leyes y decisiones adoptadas por ellos, pues por muy benévolas y bienintencionadas que parezcan, siempre llevan implícito —no lo duden—, el enfermizo propósito de saciar el hambre incontrolable de Poder y riquezas en detrimento de la libertad y bienestar de sus ciudadanos.
Uno de los enemigos feroces del gobierno dictatorial cubano lo ha sido siempre la propiedad privada, vista, y así nos lo inculcaron desde los primeros destellos de nuestras conciencias, como la causa histórica principal de todos los males de la humanidad, cuando paradójicamente, señores, para el Gran Dictador y sus elegidos, constituye, precisamente esta, su más preciado tesoro, a tal punto de llegar a adueñarse absolutamente de todo cuanto se halle dentro de su imperio, e incluso hasta del pensamiento de las personas, lo cual es mucho decir.
Sin embargo, a partir del año 2010, a estos monopolistas de la propiedad privada se les ocurre la idea de incentivar y ampliar el ejercicio del trabajo por cuenta propia; por una parte, según ellos, con el objetivo de crear una alternativa más de empleo que contribuyera a elevar la oferta de bienes y servicios, todo ello en beneficio del bienestar del pueblo, —¿qué buenos son, verdad?—; y por la otra, y este es mi criterio, hacer creer al pueblo y al mundo de sus falsas intenciones de llevar a cabo una revolucionaria apertura económica-social, y así matar dos pájaros de un tiro: revivir las esperanzas del pueblo y alejar la más mínima posibilidad de que se produzca una explosión social lógica, como consecuencia de la vida miserable que vivimos los cubanos, así como de lograr un acercamiento en sus relaciones económicas con el occidente, para de esta manera, seguir llenando sus arcas y perpetuase en el poder.
Pero es que el tiempo es implacable con la mentira, y hoy, casi cinco años después de de esta pérfida estrategia, el pueblo cubano sigue sumido en la miseria, y la implantación del cuentapropismo, lejos de fomentar su bienestar, solo ha logrado el incremento de la corrupción, la explotación y las necesidades del pueblo.
Hoy por hoy, han sido muchos los trabajadores por cuenta propia que han tenido que entregar sus licencias, ¿y saben por qué?
Pues bien amigo lector, a continuación paso a comentarles, exactamente, algunas de las odiseas que viven hoy, ahora mismo, los cuentapropistas cubanos, contadas por los propios protagonistas, que como es obvio, omito sus nombres y lugar de sus establecimientos, para protegerlos de una desgracia aun mayor de la que enfrentan.
El negocio no tiene nada de privado, pues el Estado lo controla todo. Es el único proveedor de la materia prima, por lo que impone sus abusivos precios, lo que nos obliga a vender caro a la población, y esto como es lógico, afecta nuestras ventas y nos impide maniobrar con los precios de nuestros productos, sin contar con la mala calidad de la misma, lo que afecta también la calidad de nuestras ofertas.
Por otra parte, la inexistencia en el mercado casi permanente de la materia prima, como huevo, arina, queso, etc, hace que cuando lo surten, los revendedores (muy bien organizados) lo acaparan todo, para luego revenderlas a precios aun más descabellados.
Fui declarado disponible (excedente) en el centro de trabajo donde laboraba hacía 10 años, y vi en el trabajo por cuenta propia una propuesta atractiva, pero le confieso que me equivoqué.
Ahora tengo que trabajar 11 horas diarias para obtener una misera ganancia, que aunque un poco mayor que el salario que tenia como trabajador estatal, no lo es suficiente como para escapar definitivamente de la miseria, y para que tenga una idea, le explicaré a grandes rasgos:
El Estado me alquila el espacio de venta a razón de CUC$50.00 diario, de lunes a sábado. Le pago a mi ayudante CUC$50.00 diarios, y ademas pago CUC$50.00 diarios más, a una persona para que me cuide el establecimiento por las noches.
Ahora bien, voy a tomar como referencia la ganancia diaria bruta promedio en un ano de trabajo: CUC$319.00, que si le deducimos CUC$150.00 que pago diariamente por los conceptos antes mencionados, me quedarían CUC$169.00, lo que representa en el mes la cantidad de CUC$4.056.00.
A esta ganancia bruta tengo que deducirle CUC$500.00 del costo de la licencia, CUC$175.00 del pago a la seguridad social y el 10% de la ganancia, en este caso representa aproximadamente CUC$405.00 , lo que hacen una cantidad de $1080.00, que si lo restamos a los CUC$4056.00 de la ganancia bruta mensual, nos quedaría un total de CUC$2.976.00.
Pero esto no acaba aquí, señores. Es difícil que en un mes de trabajo los cuentapropistas cubanos no sean victimas de una inspección por parte de los inspectores corruptos estatales, que siempre buscan una justificación para sancionarlos con multas que pueden llegar a ser de hasta CUC$1500.00, por lo que los cuentapropistas, por lo general, tienen reservados de 300 a 500 pesos para sobornarlos, y así evitar la multa.
El hecho es que si a los CUC$2976.00 le restamos, por ejemplo, CUC$400.00 por concepto de soborno, que es cosa segura, la ganancia bruta mensual seria pues de CUC$2.576.00.
Y si a esta ganancia, le deducimos el elevado costo de inversión de la materia prima, pues nada señores, la ganancia neta solo alcanza para la mera subsistencia, por lo que en realidad, ya he pensado muy en serio entregar la licencia y seguir vendiendo por la izquierda (ilegal), al menos así, me quito de encima los impuestos, y solo tendría que pagar, los sobornos, a los inspectores del diablo. La mayoría de los negocios de los particulares en Cuba, funcionan así, aunque esa estadística nunca se diga.
Y así las cosas estimado lector, no se dejen engañar. El cuentapropismo en Cuba nada tiene que ver con la propiedad privada ni con el bienestar del pueblo, y si mucho con la explotación, la corrupción y la miseria. ¿Por qué con la miseria?
Pues porque las escasos recursos que ofrece el Estado a la población a través de sus bochornosos mercados, son acaparadas mayoritariamente por los intermediarios, para revenderlos, y por los cuentapropistas, para ponerlos en función de sus cuasi negocios, lo que trae como consecuencia que la inmensa mayoría del pueblo no tiene acceso a ellos, a no ser, cuando lo encuentran en el mercado subterráneo, a precios verdaderamente abusivos, y todo ello, por la incapacidad y el desinterés del Estado de satisfacer, en ultima instancia, las necesidades básicas del pueblo.
Hasta la próxima.