
La injusticia revolucionaria en Cuba se encuentra a toda hora presente en todos los rincones de la isla, esto ha sido así por casi 60 años desde que los dictadores históricos de la revolución encadenaron la voluntad de los cubanos, pero la intolerancia a ella gana cada día más espacio entre la población cubana.
Nitrógeno es una comunidad rural que se encuentra en la provincia oriental de Camagüey y entre muchas familias que viven en ella, se encuentra la familia López.
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Recientemente visité dicha comunidad rural para fundar, junto a otros hermanos libertarios cubanos la delegación territorial del Partido Libertario Cubano- “José Martí”, y al notarse nuestra presencia, acudieron a la casa de nuestro anfitrión, dos vecinas del barrio, Ruiseida López Moya y su sobrina Dany López Roblejo, para pedirnos que denunciáramos, ante el mundo, la injusticia que el gobierno quiere cometer con ellas.
Resulta que el padre de Dani y hermano de Ruiseida se le encontró en el patio de la casa, que comparte con su hermana, esposa y cuatro hijos menores, 52 plantas de marihuana, y por ésta razón, se encuentra cumpliendo una pena de privación de libertad.
Pero lo que vienen a denunciar tanto la hermana como su hija mayor, no es precisamente eso, sino que inmediatamente de haber sido apresado el acusado, funcionarios de la Dirección de la Vivienda en compañía de agentes de la Policía Nacional Revolucionaria, se presentaron en la vivienda de la familia exigiéndoles que tenían que abandonar la misma, pues esta había sido confiscada por el Estado y para ello le dieron un término de 72 horas, vivienda que no es, siquiera, propiedad del inculpado, sino de su hija mayor Dany.
Un Decreto, el 232, legitima dicha injusticia, y han sido miles las familias cubanas expropiadas de sus viviendas injustamente por esta norma diseñada en las entrañas de los dictadores cubanos. “¿Qué culpa tienen sus hijos, su esposa y yo de que mi hermano haya cometido un delito? ¿Qué tiene que ver su familia con eso? ¿No es una injusticia querer desalojarnos de la vivienda?”, pregunta indignada Ruiseida.
Pero lo que diferencia a este caso de muchos otros similares es que esta valerosa familia, desafiando la injusticia de las leyes cubanas y el poder tiránico de los gobernantes representados por los órganos represivos y sus instituciones serviles, se plantaron con un garrafón de combustible, advirtiendo a las autoridades que incendiarían la vivienda en caso de ser desalojadas de esta.

El pasado día 30 de junio visité nuevamente el barrio de Nitrógeno y contento me sentí cuando supe, que la familia López aún permanecía en su vivienda y me llenó de regocijo en saber, que Dany, la hija mayor del condenado, había tomado la libre decisión, de sumarse a las filas de los libertarios cubanos.
Ya es hora de que el pueblo cubano siga el ejemplo de esta familia camagüeyana y comience a ejercer y defender sus derechos, en vez de mendigarlos o sumirse a la injusticia, como desgraciadamente suele suceder.
Unirnos, enarbolando la bandera de la libertad y la justicia, es el único camino a seguir, así como lo hace hoy, dignamente, el hermano pueblo de Venezuela.