Como es costumbre en Cuba, cuando el dictador cubano visita una ciudad en la isla, las fuerzas de seguridad purgan la calle de opositores.
Por eso, hace ya dos semanas, cuando Raúl Castro llegó a la provincia oriental de Camagüey, se prohibió que cualquier opositor salga a la calle y quienes se encontraban reunidos, fueron detenidos, amenazados, humillados y maltratados–al igual que sucedía con las visitas de su hermano Fidel.
Al día siguiente, cuando me acerqué a las entidades estatales para saber sobre su bienestar, también me detuvieron y sufrí tanto como ellos.
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No fue hasta ahora que–dadas las condiciones precarias que existen en la isla en materia tecnológica, en particular para los opositores a quienes el régimen nos prohíbe ejercer nuestras profesiones y como tal acceder a medios para financiar una mejor comunicación–pudimos enviar el contenido audiovisual de la represión.
Fuera de La Habana este fenómeno es particularmente precario, el acceso a la tecnología es casi nulo, el precio inalcanzable, el uso de Internet en el domicilio, inexistente.
Pero sobre todo, tuvimos que recuperar nuestra libertad primero. Es decir, salir del calabozo y luego esperar un tiempo prudente para visibilizar lo sucedido en la prensa.
Como sabrán, en Cuba solo se permite un partido, el comunista, y solo hay un medio de prensa escrita, Granma.
Es por eso que nos persiguen y por lo cual no contamos con los medios para manifestarlo.
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A esta altura, ya sabrá cómo acorde aumenta el socialismo en una nación, aumenta la represión hacia quienes están inconformes con ese sistema, como se puede ver en Venezuela. En lugar de dejar que la gente produzca e intercambie de manera voluntaria y pacífica, pretenden condenar a la población a la dependencia, y servilismo. Tal esclavitud es dependiente de lo que su gobierno les pueda dar, luego de arrebatarlo a otro, a veces incluso a ellos mismos.
No importa en qué país esté, la ecuación del fracaso es la misma: más intervención estatal en la economía implica mayor pobreza; más intervención estatal significa menos participación ciudadana.
Por ello, en consecuencia con nuestros valores, hemos decidido formar una organización que representa una filosofía inversa a lo imperante y dominante en la isla: el Movimiento Libertario Anarcocapitalista de Cuba.
Camagüey, provincia de lucha histórica
Hay un largo camino por recorrer. Y no hemos decidido iniciarlo en Camagüey por casualidad. Como dijo la plataforma digital Cubanet, “El General Presidente le tiene miedo al Camagüey“. Pues fue en esa provincia oriental que el Comandante Huber Matos denunció la “penetración comunista” entre las filas revolucionarias.
En ese entonces, cuando los Castro y sus secuaces derrocaron a Batista, no eran abiertamente comunistas. Similar a lo que sucedió con Chávez en Venezuela, no fue hasta estar en el poder que mostraron la bandera roja de su revolución, la misma que ha empobrecido, enceguecido, hambreado e incluso asesinado a más de 100 millones de personas alrededor del mundo.
Así como en 1959, los revolucionarios camagüeyanos se rehusaron a ser cómplices del ataque exigido por el régimen, contra Camilo Cienfuegos–otro comandante revolucionario que denunció, al igual que Matos, el auge del comunismo entre las filas revolucionarias–nosotros nos rehusamos hoy a ser cómplices de una supuesta revolución que condena a diario a sus ciudadanos a la perpetua dependencia a un régimen.
Y le invito al lector a estar en alerta de que suceda en su propia nación, pues el socialismo se expande como la plaga que es. En Cuba llevamos más de medio siglo de sometimiento pero, la lucha por la libertad persiste.
Adrián Quesada Flores, Dixan Gainsa Moré, Marisol Peña Coba, Onésimo Rosabal Sotomayor y quien escribe, seguimos plantados frente al tirano.
En el siguiente vídeo pueden conocer nuestra historia, los detalles de la detención arbitraria y el inicio de nuestras actividades:
¿Qué es el anarcocapitalismo?
De acuerdo al Gráfico de Nolan, desarrollado por un científico político que ponía en contraposición el auto-gobierno con la imposición colectiva, a través de un sistema cartesiano, la escala política se divide no solo en izquierda y derecha sino también en colectivista/comunitaria y liberal/individualista.
Según el Centro de Investigación de Diferencias Individuales, IDR, se puede graficar de manera más sencilla. Para identificar cuál es su posición política, puede hacer la prueba aquí.
Como puede observar, las ideas colectivistas/comunitarias del régimen Castrista aparecen en el recuadro superior izquierdo, mientras que el anarcocapitalismo -libre mercado sin Estado- corresponde no solo al recuadro sino a la esquina inferior derecho.
Denomina al cuadrante inferior derecho como “libertaralismo de derecha”, o “libertarismo”. Sostiene que “los individuos en este cuadrante tratan de defender la libertad como bien político primario en todos los sentidos” Esto aplica tanto a la libertad personal como la económica, pues acorde más autonomía logra el individuo, menos dependiente será del Estado.
Como individualistas, esto significa escepticismo respecto a planes y metas colectivas. A cambio, promovemos el orden espontáneo que se dan a través de las interacciones en el mercado, por medio del principio de asociación voluntaria y la capacidad del individuo de tomar sus propias decisiones, en lugar de que una entidad gubernamental lo haga.
Con respecto a los individuos de los otros tres cuadrantes, el libertario busca maximizar la influencia del individuo y minimizar la del Estado. En el caso de los anarcocapitalistas, también libertarios, el ideal es potenciar al individuo al máximo, y desaparecer al Estado por completo.
Nota: Mamela Fiallo Flor contribuyó para la compilación de esta nota.