EnglishEl 7 de noviembre, la Oficina de Cuentas del Gobierno (GAO, por sus siglas en inglés) presentó un nuevo informe en el que detalla los variados programas disponibles para los militares retirados. Los resultados fueron reveladores. No menos de 87 programas distintos administrados por el Departamento de Defensa (DoD) y el Departamento de Asuntos de los Veteranos (VA) de Estados Unidos están a disposición para quienes hayan servido en el ejército, y muchos otros son proveídos por otros departamentos.
Además, el informe señala que algunos programas presentan múltiples funciones, por lo que el número efectivo es probablemente aún más alto.
Pese a que el estudio del GAO falla a la hora de hacer algún tipo de propuesta fuerte de reforma, sí arroja luz a la duplicación de programas dentro de los departamentos. El estudio encuentra no menos de 12 programas que “promueven la concienciación y la comprensión de la experiencia en combate y al regreso a sus hogares de los miembros en servicio y de los veteranos ”.
Ahora, déjenme aclarar que cuando un Gobierno promete beneficios a aquellos que abandonen el servicio militar, este debiera cumplir esas promesas tanto como sea posible. Sin embargo, la manera específica en que esos beneficios son administrados debe ser un tema de debate, y el Gobierno tiene el deber de proteger a los contribuyentes de los gastos superfluos en los programas de veteranos.
Los 87 programas parecen demasiado, no solo porque los beneficios son difíciles de medir, sino porque también pueden resultar confusos para los veteranos que quieran aprovecharlos. Cada una de las funciones en el gráfico de arriba podrían y deberían estar consolidadas en una lista corta de programas para que cualquiera pueda entenderlos. Además, solo los programas que demuestran ofrecer un verdadero valor para los receptores tendrían ser ser continuados, mientras que los que no tienen un propósito claro deberían ser finalizados.
Podemos decir con seguridad que la población en general es muy consciente de los sacrificios que hacen nuestros veteranos, y los desafiantes aspectos del combate militar están claramente inmersos en la conciencia pública. Sin embargo, algunos de los programas parecen existir para crear conciencia de las cuestiones militares en personas que ya deberían tener este conocimiento como parte misma del trabajo.
Por ejemplo, no son necesarios millones de dólares para programas como del Cuerpo de Marines “¿Estás escuchando?” El propósito de este programa es enseñar a los empleados de una base militar, como el personal del centro de fitness, la manera de comunicarse con el personal militar, cuando eso es algo que claramente tendría que ser un requisito en el proceso de contratación para poder trabajar en una base militar.
Hay una serie de razones por las cuales muchos de los programas se encuentran hoy en vigor. El ejército creará, naturalmente, más programas, incluso si los ya existentes funcionan, y más aún si el conjunto de los programas vigentes no cumplen con las necesidades percibidas. No se analiza un programa específico supera algún tipo de análisis de costo-beneficio. Los políticos adoran la oportunidad de obtener publicidad que conlleva la creación de nuevos programas para veteranos. La burocracia no tiene mucho deseo de terminar programas excedentes para personas que el público reconoce como “héroes”.
Sin embargo, hay una manera mejor de hacer las cosas. Los programas para militares activos y retirados deberían ser consolidados en programas monotemáticos administrados por una sola entidad, tanto en el DoD como en el VA. Cada programa debería demostrar los beneficios reales para las personas afectadas, y aquellos con metas ambiguas e imposibles de medir deberán ser eliminados.
Los programas que sobrevivan deben ser amplios, disponibles para la mayoría, si no todos, y proporcionar beneficios claros y definidos a costos comparativamente modestos. Por otra parte, la consolidación y creación de una “ventanilla única” aportaría claridad a los soldados, veteranos y sus familias en cuanto a las opciones disponibles. Si decidimos ofrecer un beneficio a los uniformados, ellos deben tener conocimiento de estos beneficios desde el principio.
La transparencia, universalidad y bajo costo son tres factores que hacen a un buen programa público. Los actuales beneficios de los programas del DoD y el VA no presentan ninguno de estos rasgos. La respuesta a estos problemas no viene de los trámites y capas de rendición de cuentas y burocracia, sino de la simplificación y consolidación de los beneficios ofrecidos.
Nuestros veteranos se merecen algo mejor que ser obligados a navegar un laberinto burocrático para obtener los beneficios que les fueron prometidos. Gastar dinero, cuando los principales beneficiarios son los burócratas y no los veteranos, no es bueno para nuestras tropas ni para la población en general.
Traducido por Guido Burdman. Editado por Daniel Duarte.