Este lunes 14 de noviembre el jefe de la Policía de Los Angeles (LAPD, por siglas en inglés), Charlie Beck, aseguró que su departamento no va a colaborar con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) para deportar a inmigrantes indocumentados bajo la presidencia del presidente electo Donald Trump.
“No vamos a entrar en actividades policiales solo sobre la base del estatus migratorio de alguien. No vamos a trabajar junto con el Departamento de Seguridad Nacional en los esfuerzos de deportación. Ese no es nuestro trabajo y no lo convertiremos en nuestro trabajo”, se leen en unas declaraciones de Beck al diario Los Angeles Times.
Aunque las palabras de Charlie Beck, el jefe de la LAPD, no marquen un precedente, ya que la Policía de Los Angeles tiene prohibido que los oficiales investiguen y actúen en función de la situación migratoria de los ciudadanos; la realidad es que son una reacción al creciente nerviosismo de las comunidades hispanas de la ciudad frente a la retórica de Donald Trump, según señala el L.A. Times.
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Durante toda la campaña el magnate tuvo un discurso en el que posicionó a la inmigración ilegal como uno de los principales problemas de Estados Unidos. A raíz de esto aseguró que iba a construir un muro y a deportar a millones de ilegales.
Ahora, al ganar la presidencia, Trump aseguró que deportará al menos a tres millones apenas se posesione en el Salón Oval.
Por otra parte, el alcalde de la ciudad, Eric Garcetti, indicó que la ciudad cuestionará cualquier decisión del presidente Trump que atente en contra de los ciudadanos de Los Angeles.
“Si en el primer día, como presidente, vemos algo que es hostil en contra de nuestros ciudadanos, hostil para la ciudad, malo para la economía o malo para nuestra seguridad, lo diremos. Hablaremos”, dijo Garcetti este lunes en una reunión por los Derechos Humanos de los inmigrantes.
Fuente: L.A. Times