Este martes 14 de marzo el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (UE), estableció que las empresas pueden prohibir el uso visible del velo islámico a los trabajadores en sus espacios de trabajo.
“Que una empresa prohíba el uso visible de cualquier signo político, filosófico o religioso no constituye una discriminación directa”, por lo que, según el Tribunal, es acorde con las leyes europeas.
La decisión es parte de un fallo luego que dos mujeres, en Francia y en Bélgica, fuesen despedidas por negarse a removerse el velo por orden de la empresa. Y, además, llega en medio de una fuerte tensión en Europa, en la que la inmigración musulmana ha sido un tema central en el debate político del viejo continente.
No obstante, la sentencia aclara que, si no existe una norma concreta en las compañías, “la voluntad de un empresario de tener en cuenta los deseos de un cliente de que los servicios de dicho empresario no sigan siendo prestados por una trabajadora que lleva un pañuelo islámico, no puede considerarse un requisito profesional que permita descartar la existencia de una discriminación”.
Al respecto, señala la escritora y columnista musulmana, Qanta A. Ahmed, en el diario británico The Spectator, que “como musulmán, apoya completamente el derecho a prohibir el velo”.
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“Crecí en una familia británica musulmán en donde a las mujeres se les enseñó que debían decidir sobre ellas mismas —incluyendo la utilización del velo. Nos cubriríamos el cabello solo si lo decidíamos libremente. Por esa razón estoy desconcertada por la noción que todas las mujeres musulmanes deben cubrirse el pelo o la cara”, se lee en el artículo.
“La decisión —del Tribunal— incluye no solo el burqa y el niqab (ya totalmente prohibido en el espacio público en varios países europeos), sino también el hijab que permite revelar la cara. El fallo es de dos maneras: si la compañía tolera símbolos religiosos, entonces no se puede permitir a ninguna empleada que se remueva el velo”, continúa Ahmed.
“En el fallo, el Tribunal ha tomado una postura secular contra los islamistas que buscan dominar el espacio público. Un espacio público secular”, destaca la escritora, “me permite practicar mi fe, ya que permite a otros observar la suya (…) Dar a un empleado el derecho de restringir el uso del pañuelo, en Gran Bretaña o en otros lugares, es buena para cada creyente”.
Luego, señala Qanta Ahmed: “Dónde el velo es una obligación, un tipo de opresión es impuesta”.
“Cuando el Tribunal apoya a los empleadores que prohíben el hijab, eso categóricamente no afecta la libertad religiosa de nadie. El velo tiene que ver más con un conjunto de nuevas costumbres culturales. Los islamistas quieren decir: los musulmanes somos diferentes de Occidente. Pero para las familias musulmanas que han vivido en Europa durante generaciones, esta es una tendencia extraña y fea”, se lee en The Spectator.
Por último, apunta: “Las reglas sobre la ropa pueden, y de hecho deben ser impuestas, cuando la cohesión social de cualquier nación está amenazada. Europa recibe cada vez más la cosecha de políticas multiculturales que han servido para dividir en lugar de unir”.
“Por fin, el Tribunal Europeo de Justicia ha actuado para restaurar la base de la identidad europea: la democracia liberal secular, donde el espacio público es compartido por todos y no está dominado por nadie (…) Por fin la Corte ha defendido los valores europeos”, concluye Qanta A. Ahmed.
Fuente: The Telegraph, The Spectator