
El empresario venezolano, cercano al chavismo, Raúl Gorrín, estaría intentando negociar con Estados Unidos una posible estrategia para concretar la salida del régimen dictatorial de Nicolás Maduro.
Fuentes aseguraron al diario El Nuevo Herald que Gorrín tiene tiempo tratando de “conseguir acceso a las altas esferas del poder” de la capital de Estados Unidos. Recientemente pudo concretar una reunión con el vicepresidente Mike Pence y “ha estado buscando una reunión con Trump”.
En Miami es persona non grata por su relación sólida con el chavismo y los lujos que exhibía en la ciudad. Es abogado y formaba parte de un pequeño bufete hace más de quince años.
Adquirió una reducida compañía relacionada con Seguros La Victalicia y, luego en 2013, compró el poderoso canal venezolano Globovisión —cuya línea editorial antes era claramente opositora al régimen—.
Desde entonces ha logrado consolidar un imperio económico; siempre relacionado con el Estado chavista.
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Ahora El Nuevo Herald señala que Gorrín “ha pagado a la firma de cabildeo en Florida que utilizó el presidente Donald Trump, Ballard Partners, unos USD $450.000 desde junio a través de la filial estadounidense de la cadena de televisión venezolana [Globovisión], aparentemente para que ayude a la compañía a expandirse a los mercados de Estados Unidos”.
No obstante, sus intenciones trascienden cualquier pretensión económica. Aparentemente, Gorrín también está buscando convertirse en un intermediario entre el régimen autoritario chavista y la administración de Donald Trump, para poder ejecutar una posible transición política en Venezuela a cambio de que se le brinde amnistía a las principales figuras de la dictadura.
Según tres fuentes cercanas al empresario, Maduro y otros líderes han aprobado estos esfuerzos.
Una de las fuentes de Washington contó a El Nuevo Herald: “[Gorrín] ha insistido en que la solución al problema de Venezuela es una solución negociada”. “Él dijo que Maduro estaría dispuesto a renunciar al poder, pero que solo estaría dispuesto a hacerlo de una manera que garantice que no perderá su prestigio”, añadió la fuente.
El chavismo no quiere otro Nüremberg
A la cúpula del régimen chavista le preocupa que, una vez fuera del poder, se inicie una suerte de cacería de brujas. Sería simplemente ejecutar la justicia, claro; pero Maduro le huye a esta posibilidad. Eso lo dejó claro Gorrín cuando, al ser citado por una de las fuentes, afirma: “No queremos otro Nüremberg”.
De hecho, la cúpula, muchos vinculados a violaciones de derechos humanos, no quiere ni siquiera perder los privilegios que hoy tienen. “Quieren quedarse con el dinero”, le aseguró una fuente al diario.
Y es por ello que el empresario mantiene —e insiste— en una propuesta al Gobierno de Estados Unidos: Maduro celebraría elecciones presidenciales en 2018 y sería capaz de admitir la derrota ante la oposición venezolana; entrega el poder y se genera una transición; pero esto solo sería posible si se le brinda suficientes garantías para que, una vez fuera del poder, no sufran represalias ni en Venezuela ni en otro lado.
Sobre los esfuerzos de cabildeo, El Nuevo Herald señala, primero, que no está al tanto de si Gorrín tiene la relevancia como para hablar con Estados Unidos en nombre de Maduro. Aparentemente sí y las fuentes aseguran que el empresario se comporta como si tuviese el derecho.
El diario también apunta que Globovisión ha gastado tanto en Ballard Partners como lo han hecho otras compañías tan poderosas como Walt Disney Co. Por ello los resultados han sido parciales: la reunión con Pence y un posible encuentro con Trump.
Asimismo, El Nuevo Herald contactó a Ballard Partners para saber si dentro de los esfuerzos de cabildeo para que Globovisión entre al mercado estadounidense; también está la pretensión de acordar la transición de Venezuela. No obstante, “Ballard Partners negó tener conocimiento de los esfuerzos de Gorrín para influir en la política de la administración Trump hacia Venezuela”.
Por otro lado, Ballard Partners sí señaló al diario que Raúl Gorrín también mantiene vínculos con actores de la oposición venezolana. El empresario los presentó a la compañía de cabildeo. Y, sobre esto, señalaron que en un momento la misma oposición intentó discutir la posibilidad de trabajar con ellos. Es decir, Ballard Partners consideró “representar a la totalidad de la oposición”; pero la dirigencia jamás unificó voluntades en torno a este esfuerzo.
Ampliar negocios o es otra la intención?
Si la intención de Gorrín es que Globovisión amplíe sus negocios en Estados Unidos, no lo está haciendo bien. En cambio, si su intención es otra…
De acuerdo con las fuentes y con Ballard Partners, el esfuerzo de Gorrín se enfoca principalmente en lograr que Globovisión entre con éxito al mercado estadounidense. Sin embargo, es curioso que sus intenciones vayan dirigidas a reunirse con líderes de alto nivel en Washington.
“Una estación de la televisión extranjera que busca expandirse a Estados Unidos necesitaría la aprobación de la Comisión Federal de Comunicaciones, incluso si la estación tiene una subsidiaria de Estados Unidos. Pero la Casa Blanca no tiene autoridad sobre la agencia reguladora independiente”, se lee en El Nuevo Herald, de acuerdo con lo explicado por el presidente del Departamento de Telecomunicaciones de la Universidad de Florida, David Ostroff.
Asimismo, Ostroff señaló: “La Casa Blanca no sería necesariamente el lugar donde comenzarían si están lidiando con la Comisión Federal de Comunicaciones”.
Es por ello que llama la atención que los esfuerzos de Gorrín se concentren en poder entrar a la Casa Blanca. Esto lo confirman los documentos de Ballard Partners. Al empresario Gorrín no le interesa establecer conversaciones con la Comisión Federal de Comunicaciones; ni siquiera con el Congreso, el cual tendría una mayor influencia. Su objetivo es el Ejecutivo.