“Mi hijo tiene 12 años y me duele en el alma reconocer que se ha perdido de su infancia. Ya no puedo darle las cosas materiales, que antes si. Niño Jesús o regalos de cumpleaños. O ir a la playa o salir por el país. Sus amigos del colegio se han ido y sus primos también. Ha dejado de ir al colegio por acompañarme a hacer colas por comida. Me aterra que se enferme porque no sé si podré pagarlo. No ha salido ni disfrutado con sus amigos. Todo es muy costoso o muy peligroso. Es desgarrador“, dijo a PanAm Post, entre lágrimas, María, de 54 años.
Y el hijo de María tiene la suerte de, al menos, sobrevivir. De comer. De no morir. Según la organización humanitaria de la Iglesia Católica, Caritas, al menos 300 mil niños podrían dormir este año por desnutrición. En un país en el que el hambre asesina, perder la infancia es lo de menos.
Pero es también una tragedia. Sobre todo porque no hay niño que tenga alguna responsabilidad en la catástrofe venezolana. No lo hay. Sin embargo, son unas de las primeras víctimas. Porque han padecido la abolición de una generación. Millones de niños que no han vivido lo que sí han disfrutado los nacionales de casi todos los países de América. Y del mundo.
De acuerdo con la organización no gubernamental internacional, Save the Children, Venezuela es uno de los peores países del mundo para vivir la niñez. Exactamente, de la lista de 175 naciones, el país suramericano, regido por el devastador chavismo de Nicolás Maduro, ocupa el puesto 129.
De esa forma, se encuentra dentro de la categoría: “Muchos niños y niñas se están perdiendo su niñez”. Solo superada por “La mayoría de los niños y niñas se están perdiendo su niñez”; y por encima de “Pocos niños y niñas se están perdiendo su niñez” y “Algunos niños y niñas se están perdiendo su niñez”.
Para llevar a cabo el informe y diagramar la lista, Save the Children tomó en cuenta indicadores “relacionados con la salud, la educación, el trabajo, el matrimonio, los partos y la violencia infantiles”.
“Las múltiples caras de la exclusión, es el más reciente informe de Save the Children, el cual analiza cómo es que los conflictos, la pobreza y la discriminación privan a niñas y niños en todo el mundo de la posibilidad de disfrutar su niñez”, se lee en la página de la organización.
Para quedar en el puesto 129, Venezuela obtuvo una puntuación de 716. Terminó siendo un peor país para los niños que Guyana, Gabón, Namibia, Nicaragua, Camboya, Ghana, Kenia, Haití, Irak, Congo o el Timor Oriental.
La nación regida por Maduro es apenas superada, en la clasificación, por Bangladesh, Uganda, Laos, Zimbabue, Nepal, Senegal, Sudán, Etiopía, Siria o Yemen. De la región, solo hay dos países que garantizan un panorama más desolador para los más jóvenes: Honduras y Guatemala.
Entre los que ocupan las diez primeras posiciones del ranking están Singapur, Eslovenia, Noruega, Suecia, Finlandia, Irlanda, Países Bajos, Islandia, Italia y la República de Corea, respectivamente.
De la región, Canadá es el mejor países para los niños, en el puesto 24. Le sigue Estados Unidos, en el 36; y Chile, en el 58. En general, América no obtuvo una buena puntuación. Destaca la presencia de naciones europeas.
Cuba quedó en el puesto 63, sorprendentemente. Y Colombia obtuvo la preocupante puntuación de 756, que lo ubica en el puesto 118; y dentro de la categoría de “Muchos niños y niñas se están perdiendo su niñez”.
El peor país para los niños, según Save the Children, es Níger. Le sigue Malí, la República Centroafricana, Chad, Sudán del Sur y Somalia. Entre los peores puntuados están países de África y de Medio Oriente.
La escasez, una inflación apabullante, la inseguridad y el conflicto social, política y económico son algunas de las causas fundamentales que han provocado la abolición de una generación en Venezuela. El secuestro de la niñez de los más jóvenes.