
EnglishHace 54 años se levantaron las primeras barreras temporales en la frontera del sector dominado por los soviéticos y Berlín del Oeste. Ese fue el origen del muro que evitaría la fuga de individuos y familias que tenían como objetivo escapar del modelo de planificación central de la RDA (República Democrática de Alemania), un modelo que coartaba libertades y disminuía la calidad de vida de las familias.
Es un hecho anecdótico que una de las razones para la construcción de esta barrera era evitar que los habitantes del lado comunista pudieran comparar las diferencias en la calidad de vida del otro lado del muro. El muro de Berlín cayó en 1989, evidenciando una vez más la inviabilidad del modelo de planificación central.
Al parecer, para muchos Gobiernos en el mundo esa lección histórica no ha sido asumida. Resulta que hoy día en Ecuador, varios movimientos sociales anuncian un paro nacional para este 13 de agosto. Entre estos movimientos están organizaciones indígenas que en el pasado apoyaron a Rafael Correa.
Los motivos: una serie de síntomas producto de la ineficiencia de un modelo centralizado, no al estilo de la RDA, pero si en el estilo que disminuye o incluso reniega del papel de la sociedad civil, dejando en manos de una nueva élite la planificación de la vida de los individuos.
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El escenario para implementar estas ideas centralistas no pudo ser más favorable. El segundo boom petrolero que vivió Ecuador en estos últimos años hizo posible un modelo fundamentado en el elevado gasto público y la asunción de competencias que podían haberse resuelto mejor desde el mercado, es decir, desde la acción de los individuos intercambiando propiedad privada.
Las cifras confirman el indudable papel preponderante del Estado en una economía atada a las rentas petroleras. En el tiempo que lleva el presidente Rafael Correa en el poder, el tamaño del sector público ha crecido del 35% al 44% del PIB. Desde los escritorios ministeriales se diseñan y ejecutan los presupuestos, durante estos años y bajo el membrete de inversión social se realizaron ingentes proyectos con astronómicos flujos de dinero público.
La caída de los precios del petróleo y la apreciación del dólar desnudaron los problemas de sostenibilidad fiscal, corrupción e ineficiencia en la asignación de recursos. A pesar de los altos ingresos petroleros se ha incrementado la deuda pública (interna y externa) hasta llegar a US$31.086,6 millones hasta febrero pasado (30% del PIB). A esto hay que añadir la emisión de bonos soberanos a cinco años por $750 millones a un interés de 10,5%, con la finalidad de sostener este modelo de gasto desmesurado.
La inversión privada ha disminuido su participación. Somos uno de los últimos países en recibir flujos de IED (Inversión Extranjera Directa) en América Latina. El envío de los proyectos de ley de herencias y plusvalía prácticamente paralizaron las actividades del sector de la construcción. Según el Banco Central del Ecuador, dicho sector crecerá 0% este año, por poner un ejemplo de la situación del sector privado.
Muy a pesar de todo esto, la respuesta ha sido un Gobierno que no escucha, que descalifica y amedrenta cualquier forma de oposición. Ahora mismo se ha montado una campaña para descalificar a los grupos sociales que participan del paro nacional.
Se puede observar un spot de televisión en el que personas vinculadas al Gobierno se encargan de mostrar la ilegitimidad de las protestas. En los medios públicos y redes sociales vinculadas al Gobierno se pueden encontrar audios, fotografías, memes, que son producto de una campaña de desprestigio. Muchos de estos productos provienen del espionaje a políticos, periodistas, dirigentes considerados como opositores por parte del Gobierno.
Las cifras demuestran que son los propios desaciertos del Gobierno los que han provocado esta crisis política. Bajo esta realidad en Ecuador, la consigna gubernamental parece ser esa que es propiedad de Mussolini: “Nada contra el Estado, nada fuera del Estado, todo dentro del Estado”. Como si la historia hubiera borrado los efectos que estas ideas han causado en el mundo.