Estados Unidos presiona al gobierno de México para que resguarde su frontera y detengan el flujo de inmigrantes centroamericanos que cruzan su territorio hacia el país del norte. La ola migratoria de los últimos meses ha abrumado a la patrulla fronteriza, a los refugios, y a los tribunales de inmigración de Estados Unidos.
Desde octubre, más de 44.000 menores no acompañados procedentes de El Salvador, Guatemala y Honduras han sido aprehendidos en la frontera de Estados Unidos con México.
Altos funcionarios estadounidenses han viajado por América Central con un severo mensaje para aquellos que contemplen hacer ese viaje, y el presidente estadounidense, Barack Obama, está buscando US$3.700 millones para responder a la crisis.
El pasado mes de junio el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, se reunió con el secretario de gobernación mexicano, Miguel Ángel Osorio, en Guatemala.
Biden recordó la importancia de fortalecer la frontera con Guatemala y mencionó las posibles consecuencias que esta situación podría traer no solo para Estados Unidos, sino para México, si los centroamericanos deciden quedarse en el país por el crecimiento económico en México. “Encontramos socios muy dispuestos en el gobierno de Peña Nieto”, dijo el funcionario estadounidense.
Osorio dijo entonces que México no permitirá que los inmigrantes se suban el tren “la bestia”, un decrépito tren de carga que transporta inmigrantes hacia el estado mexicano fronterizo de Chiapas.
El Presidente de México Enrique Peña Nieto anunció este mes un plan que incluye más estaciones de inspección fronteriza para ayudar a combatir el tráfico de migrantes desde Guatemala, El Salvador y Honduras. También reiteró el compromiso del gobierno mexicano a establecer orden en la frontera del sur.
Se espera que el gobierno mexicano de más detalles sobre el nuevo plan de inmigración en los próximos días.
Fuente: El Heraldo.