En vísperas de una nueva elección general el 19 de octubre, el primer ministro canadiense Stephen Harper planea ganarlo todo.
A las afueras de Rideau Hall, su residencia oficial en la ciudad de Ottawa, provincia de Ontario, Harper anunció el 2 de agosto que llamó al gobernador general David Johnston para disolver el Parlamento, lo que significa el comienzo de una campaña electoral de 11 semanas — la más larga desde 1872.
El anuncio tomó a muchos por sorpresa, pues sucedió de forma temprana y se dio, según Harper, porque sus oponentes políticos ya se encuentran haciendo campaña y usando el dinero de los contribuyentes.
“Si vamos a comenzar nuestras campañas y a gestionarlas, que sean conducidas bajo el imperio de la ley, que el dinero usado venga de los mismo partidos, no de fondos gubernamentales, fondos parlamentarios o de los impuestos de los contribuyentes”, dijo Harper, quien aprovechó la oportunidad para enfatizar que el Partido Conservador, por el cual contiende, cuenta con mejor financiamiento y organización que sus rivales.
La apuesta de Harper por un ciclo de campaña tempranero activaría una provisión oculta en la reforma de 2015 a las leyes electorales de Canadá, duplicando los límites de gastos de CAN$25 millones (US$19 millones ) para los partidarios, y CAN$100,000 (US$76,000) sus candidatos.
A pesar de que en su agenda promete recortar los impuestos, promover el sector de productos básicos y reducir el alcance del Gobierno Federal, Harper ha sido ampliamente criticado debido al desplome del dólar canadiense, que cerró bajo la marca de 77 centavos por cada dólar estadounidense la semana del 31 de julio.
Para convertirse en el primer ministro en ganar cuatro elecciones consecutivas, desde que Sir Walried Laurier lo consiguiera en 1908, el candidato conservador deberá vencer a los líderes Justin Trudeau, del Partido Liberal, y Thomas Mulcair, del Nuevo Partido Democrático.
Los inversores extranjeros, que han presenciado la caída del petróleo canadiense en 11% en lo que va de 2015, verían un cambio de Gobierno o una minoría débil en el Parlamento como poco fructífero para los negocios, colocando así el desempeño económico del país como punto principal de la elección.
Fuentes: National Post, Bloomberg.