Ni los ataques contra sus conductores, ni las protestas del Gobierno de Luis Guillermo Solís, ni las quejas de los taxistas han detenido a Uber, una plataforma móvil de servicios de transporte, en su desembarco en Costa Rica.
La compañía con sede en San Francisco inició este fin de semana las operaciones en el país centroamericano, durante el cual fueron registrados varios ataques contra autos que llevaban la insignia de la empresa.
Un grupo de taxistas hostigó el viernes por la noche al conductor de un auto Mitsubishi —cuyo vidrio frontal terminó destruido— que se dirigía a recoger un pasajero.
“Me cercaron tres o cuatro carros y pues ahí se bajaron. Empezaron a golpear el carro. Alcancé a medio chocar un carro (para lograr huir)”, relató el conductor, que prefirió mantener su identidad reservada, al diario local La Nación.
“Se vinieron más, cinco o seis, y me cercaron totalmente en un bar. Ahí no hubo escapatoria. Empezaron a golpear con patadas, piedras, un bate. Quebraron todos los vidrios, las luces. Había mucha gente, pero no nos auxiliaron”.
Los taxistas no tendrían nada que perder con #UberTico si dieran un servicio de calidad acorde con lo que cobran, el cual la mayoría no da.
— Ale Méndez (@mendezcr) August 21, 2015
Los taxistas niegan haber sido los responsables del hecho: “Desvirtuamos la información de que son los taxis rojos los que lo están haciendo (las agresiones) . El Foro Nacional de Taxistas tiene conversaciones de alto nivel con el Gobierno para que protejan la legalidad en este país, pero nunca vamos a permitir que se agreda a los piratas de Uber”, afirmó Gilbert Ureña, presidente de esa institución.
La empresa estadounidense se comprometió a cubrir los costos por los daños así como también las multas emitidas contras dos de sus conductores.
Como ocurre en cada ciudad en la que Uber desembarca, la llegada al país de la compañía no es bien recibida por los sindicatos de taxistas, que reclaman que a los Gobiernos que “tomen el toro por los astas”.
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El Gobierno de Costa Rica afirma que la actividad de Uber es ilegal, ya que ofrece un servicio de transporte de pasajeros pero no se encuentra regulado por las leyes de ese país.
“Una actividad que no se regula es una actividad ilegal”, afirmó este viernes el presidente Solís.
Sin embargo, y pese a la oposición del Gobierno, Uber encontró un vacío legal en la legislación costarricense que le permite operar como una “comunidad de abastecimiento“, un modelo al que recurren proveedores comunitarios de servicios públicos como agua corriente o energía para abastecer a sus comunidades
Hasta el momento son 14 los conductores aprobados por Uber para circular por San José con una tarifa competitiva: la compañía cobra una tarifa más barata que la de los taxis regulados. Mientras que los autos “rojos”, autorizados por el Gobierno, cargan CR$640 (US$1,22) por kilometros, los usuarios de Uber abonan CR$300 (US$0.56) menos.
Desde la compañía anticipan que su plan es expandirse, pero para lograrlo antes deberán enfrentar unas cuantas batallas legales, y de las otras.
Fuente: La Nación.