No resulta extraño ver cómo los Estados gastan dinero en símbolos nacionales y de poder. Los gobernantes crean residencias oficiales y lujosas ceremonias que deben sufragar los contribuyentes.
Sin embargo, hay Estados más austeros que otros. En Suecia, hasta 1995 no existía una residencia oficial para los Primeros Ministros. No obstante, a partir de la citada fecha, una modesta casa antigua (Sagerska Huset) constituye la residencia oficial del jefe de gobierno sueco. Por contraste, el gobierno boliviano tiene dos residencias oficiales: el Palacio Quemado y la lujosa Casa Grande del Pueblo. En el caso colombiano, los últimos gobiernos no se han caracterizado por su sentido de austeridad. El PanAm Post le cuenta algunas de los gastos más lujosos del Estado colombiano, incluyendo los gastos de los gobiernos centralesy locales.
Las almendras del gobierno Santos
En Colombia causó gran polémica la aparición de un contrato celebrado entre el gobierno Santos y una famosa fábrica de chocolates colombiana. Según este contrato, dicha empresa debía proveer “cajas con almendras” al gobierno colombiano . El centro de la polémica tuvo que ver con el monto del contrato. Y es que el gobierno Santos gastó en 2016 COL $34.000.000 (USD $11.705) con esta empresa. El salario mínimo en Colombia es de COL $737.717 (USD $253). Eso implicaría que un colombiano que recibe el salario mínimo debería trabajar durante 46 meses para pagar las almendras del gobierno Santos en 2011.
Sin embargo, el gobierno Santos no sólo firmó un contrato para comprar almendras a dicha compañía. En la página de contratos del Estado colombiano también está publicado un pacto realizado entre esta compañía y el Departamento Administrativo de la Presidencia de la República (DAPRE). La finalidad del citado contrato es la de suministrar “confitería para la Presidencia de la República”. El monto del contrato es de COL $27,973,500 (USD $9.633).
Sin duda alguna, COL 61,973.500 (USD $21.338) es poco dinero para el Estado. Pero para muchos ciudadanos colombianos esta suma de dinero implicaría muchos años de trabajo y esfuerzo. Según lo que reportan los medios colombianos, el gobierno Santos contrató la compra de las almendras con el propósito de entregarlas como regalos. El dejar de entregar este tipo de regalos no cubrirá el enorme problema fiscal que vive el país. No obstante, un gasto austero ayudará a que los ciudadanos confíen en que sus instituciones utilizarán su dinero con prudencia.
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Las residencias oficiales de Colombia incurren en costosos gastos. Uno de estos altos costos son los arreglos florales que se utilizan para adornarlas. El equipo del PanAm Post descubrió un contrato del Estado colombiano con un privado que ofreció realizar dichos arreglos. El costo de éstos se eleva a COL $84,266,666 (USD $28.983). El propósito de citar este contrato no es el de denunciar un hecho ilegal, ni de juzgar negativamente la calidad de los arreglos. Nuestro propósito es demostrar los altos costos en los que incurre el Estado colombiano al adquirir este tipo de servicios en un país con los problemas económicos que tiene el país.
Las cortinas de más de 500.000.000 de pesos
Otro costoso contrato estatal identificado por el equipo del PanAm Post fue celebrado por el gobierno Santos con un particular, el propósito de elaborar cortinas para el Palacio de Nariño. Este contrato le costó a los colombianos COL $602,250,000 (USD $207.143). En un país con los problemas de pobreza de Colombia, comprar este tipo de objetos con dinero público constituye un lujo.
La costosa ceremonia de posesión de Enrique Peñalosa
En el año 2015, Colombia eligió nuevas autoridades locales. En Bogotá, el izquierdista alcalde Gustavo Petro fue reemplazado. Su sucesor, Enrique Peñalosa se convierte en alcalde de la ciudad más importante de Colombia. El acto de posesión de Enrique Peñalosa implicó la realización de un contrato entre la Secretaria General de la Alcaldía Mayor con la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB). El costo de este contrato se elevó a los COL $740,000,000. Este contrato incluyó la contratación de toda la “logística y protocolo” requeridas para el evento. Este fue un contrato directo, sin licitación, entre ambas entidades del gobierno bogotano.
Los tiquetes aereos del Congreso colombiano
Los congresistas colombianos tienen numerosos beneficios. Quienes hacen parte del legislativo colombiano tienen salarios y privilegios que no sólo resultan un lujo para los colombianos, sino para los parlamentarios de países mucho más prósperos como Suecia o Reino Unido. Uno de estos privilegios consiste en recibir generosos recursos para moverse por el mundo. En este sentido, el Congreso colombiano suscribió en 2015 un contrato con una empresa de viajes por COL $9,144,042,048 (USD $3.167.587).
Según lo publicado en la página de Contratos de Colombia, el Congreso habría contratado los tiquetes de todos los congresistas, funcionarios y contratistas de la institución por 16 meses. Debido a la falta de transparencia del Congreso colombiano, no es posible saber cuánto gasta cada congresista ni cada funcionario del Congreso en viajes. Los congresistas colombianos se niegan a publicar a quiénes contratan en su unidad de trabajo.
Conclusión
Los colombianos desconfían de sus instituciones políticas. Prueba de ello es la alta tasa de abstención electoral, así como los datos que arrojan las encuestas sobre confianza en las instituciones. El cinismo de los políticos, así como el gasto público desmesurado incrementan la desconfianza de los colombianos hacia sus gobernantes.
Esta investigación no evaluó la labor de las empresas contratadas por el Estado colombiano. Por tanto, es posible que ofrezcan productos de calidad. La crítica principal va hacia la falta de mesura en el gasto por parte de algunas de las instituciones más relevantes del país.