Hace seis años fundamos este medio con el objetivo primordial de defender la libertad. Defendemos la libertad de acción del individuo tanto en lo económico como en lo político y personal. Enfrentamos a todo aquel que promueva ideas que limiten la acción humana, y más aún a quién en nombre de los intereses de un supuesto colectivo ponga al Estado por encima del individuo o intente suprimir el concepto de Democracia Liberal Representativa, existente desde que se inventó en Estados Unidos en 1776.
La defensa de esos principios nos obliga a ser intolerantes también con una práctica muy común en Latinoamérica: la autocensura. En el PanAm Post estamos convencidos de que solo a través de la transparencia, el flagelo de la corrupción podrá ser derrotado en el continente, condición indispensable para que la región salga del subdesarrollo y el atraso económico.
Publicamos un artículo de un gran periodista, y co-Editor en Jefe de este diario, Orlando Avendaño, producto de un profundo trabajo de investigación, en el cual señalamos un caso irrefutable de manejo indebido de fondos. Fondos que han debido ser destinados para facilitar la ayuda humanitaria a venezolanos necesitados y para apoyar a militares que se arriesgaron a aceptar el llamado del presidente legítimo de Venezuela, Juan Guaidó, a unirse a las fuerzas democráticas.
Ese trabajo de investigación refleja manejos posiblemente dolosos de personas allegadas al partido del presidente Guaidó. El hecho que este diario apoye la legitimidad del presidente Guaidó y apoye sus esfuerzos por lograr el cese de la usurpación del dictador Maduro, no es razón alguna para no publicar lo que sabemos que ocurrió en perjuicio de venezolanos necesitados.
A través de su historia, Venezuela ha sufrido muchísimo de los efectos de la corrupción oficial. En 1857 los enviados a Londres por el Gobierno de José Tadeo Monagas, a negociar un gran empréstito, terminaron apropiándose de buena parte de los fondos. Cuarenta y cuatro años más tarde, en 1901, Venezuela sufrió un bloqueo naval por parte de grandes potencias europeas por el cobro, en parte, de ese empréstito fraudulento.
La historia es larga y dolorosa, pero todos los actos de corrupción ocurridos en 200 años se quedan pequeños ante el saqueo sistemático del país durante los 20 años del chavismo. Podríamos incluso sumar todos los grandes casos de corrupción pública de América Latina de los últimos 20 años, y esa suma de los fondos robados no llega ni cerca de los casos de corrupción ligados a Nicolás Maduro y Hugo Chávez.
A título de ejemplo basta citar la cifra de fondos incautados en Estados Unidos a Tareck El Aissami, para entonces vicepresidente de Venezuela: 500 millones de dólares, o los mil millones de dólares en coimas recibidas por Alejandro Andrade, ex tesorero de la República de Hugo Chávez, quien admitió el montante en un tribunal en Estados Unidos.
Las cifras anteriores son solo la punta del iceberg del saqueo de la que fuera una de las naciones mas ricas del planeta. A eso hay que sumarle la traición a través del traspaso a los cofres del régimen comunista de la Habana de más de 50 mil millones de dólares en 20 años. No se conoce ningún otro caso en Latinoamérica donde funcionarios de un gobierno hayan sustraído ilegalmente fondos para adjudicarlos a un país extranjero en semejantes magnitudes.
Ante casos como este, las cifras reportadas en el artículo de Avendaño parecen decimales. Son ínfimas, casi irrelevantes, en comparación. La gravedad de las mismas, sin embargo, no se puede ocultar. Los venezolanos esperan de un futuro Gobierno poschavista, eficacia y transparencia.
Sabemos que el gobierno de Juan Guaidó está acorralado por la dictadura. Conocemos las presiones a las que está sometido y que incluso el vicepresidente Edgar Zambrano ha sido secuestrado por el régimen. Sin embargo, esas mismas presiones hacen necesario que el presidente Guaidó se tome el tiempo de crear un tren ejecutivo de gente capaz y experimentada que lo proteja de este tipo de errores.
En el PanAm Post hacemos votos por el éxito del Gobierno interino del presidente Juan Guaidó por derrotar al usurpador. En esa lucha por la libertad tiene nuestro decidido apoyo. Al mismo tiempo continuaremos exigiéndole a su Gobierno lo que siempre le hemos exigido al chavismo: eficacia y honestidad.